Hoy se caen a pedazos; se dice que algunas están embrujadas, otras están cubiertas por la vegetación. Así se encuentran algunas ex haciendas de Yucatán.
Algunas fueron hogares de personas muy ricas en siglos pasados; con la siembra y desfibración del henequén daban empleos a la gente, aunque les mal pagaban. Poco a poco fueron abandonas por su dueños y habitantes.
Algunas han sido restauradas y funcionan como salas de fiestas y restaurantes, como atractivos turísticos; otras, como escenarios de rituales satánicos, pero todas poseen una arquitectura que llama la atención. A pesar del olvido y soledad.