Celebrando la fiesta de la Ascensión del Señor

VALLADOLID, Yucatán, 25 de mayo.- En la misa a puerta cerrada de la Parroquia de San Bernardino de Siena, el padre Ernesto Navarrete Yam dijo lo siguiente:

“Estimados hermanos, presentes aquí en la capilla del Santísimo de esta parroquia, el padre Felipe, las madres misioneras, los hermanos de los grupos apostólicos, a los que ven en sus casas a través del canal 30 Telemágico, el Facebook de la parroquia y al POR ESTO!, el periódico de la Dignidad, Identidad y Soberanía, bienvenidos todos.

“Hoy estamos celebrando la fiesta de la Ascensión del Señor a los cielos, a los 40 días de haber resucitado y estarce apareciendo y conviviendo con los apóstoles, con María santísima y con otros hermanos creyentes. Jesús nuestro Señor retornó a su casa con su Padre Dios, a los cielos.

”Así nos lo indica San Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles, y también en el primer libro que escribió, que es el tercer Evangelio; allí, en los 4 últimos versículos, también narra San Lucas el acontecimiento maravilloso de la ascensión de nuestro Señor.

“Hermanos, era necesario que el Señor subiera de nuevo al cielo, que ascendiera allí donde había salido, que se cerrara el circulo que se había empezado el día de su nacimiento.

“Que continuara después con su pasión, muerte y resurrección, como lo recordamos en la Semana Santa pasada, que esta vez fue especial en nuestras casas, especialmente el Domingo de Pascua hace 40 días.

“¿Qué hacía falta en su obra redentora? Nada. ¿Dejó algún mandato a sus apóstoles antes de irse el señor? Sí. ¿Qué mandato les dio además de aquello de ‘ámense los unos a los otros como yo les he amado’?

“‘Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a cumplir todo cuanto yo les he mandado y yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo’; y después de esto y de la ascensión, pasaron unos días y el Señor Jesús mandó a su Espíritu Santo sobre los apóstoles cuando éstos estaban reunidos en oración”.

(Manuel Vázquez Rivero)