Yucatán

VALLADOLID, Yucatán, 29 de mayo.- La parroquia de Santa Ana fue considerada durante algún tiempo iglesia de indios, porque sólo allí podían oír misa los esclavos y peones de los hacendados, en tiempo de la esclavitud y de la evangelización.

Sin embargo, con el paso de los años, esta iglesia se volvió para todos, tanto ricos como pobres. Se dice que durante la colonización y posterior a ella, ese templo servía para que la gente trabajadora que estaba al servicio de los ricos hacendados, escucharan misa y participaran en las actividades religiosas, mientras que la iglesia de San Servacio era para los ricos, allí no podían asistir los pobres indios.

Hay que recordar que en la época de la evangelización, la religión católica fue impuesta a los nativos de lo que hoy es América Latina, en algunos casos, a la fuerza; esta acción vino a sustituir a los dioses indígenas y se les inculcada la educación religiosa que, hasta nuestros días, se profesa por la mayoría de habitantes de este continente.

Pasaron muchos años hasta que, casi sin darse cuenta, esta Iglesia se fue convirtiendo –como todas las demás– y podía asistir todo tipo de gente que profesara la religión católica, como hasta nuestros días, que cualquiera puede asistir a la Iglesia de Santa Ana.

Hay que recordar que la fe católica fue traída por los españoles y desplazó la creencia de los habitantes de América, pero también es cierto que hoy en día la mayoría de los pobladores de América Latina profesan la fe católica, la que en un tiempo y al principio fue impuesta por los frailes que vinieron con la consigna de evangelizar a los indígenas.

(Texto y foto: Manuel Vázquez Rivero)