Roldán Peniche Barrera
Yucatán Insólito
La verdad es que mucho antes de conocer la Ciudad de México ya escuchábamos en Mérida que todo el mundo empleaba la voz “¡Libre!” para llamar a un taxi (o “coche de alquiler” como se le llamaba entonces). No había nada de “taxi”.
La voz “libre”, muy
explícita
La voz “libre” no tiene nada de extraño. Los solicitantes de coches de alquiler así le llamaban a los “coches” o “máquinas” de alquiler por los comienzos del siglo “XIX” (siglo Shish decíamos en Yucatán) Y es claro, hay una diferencia entre un coche ocupado y uno libre. Al primero ni caso que le hacemos porque sabemos que ya ha sido alquilado. Al segundo nos es más fácil contratarlo porque está “libre”, esto es, sin ocupantes, y puestos a brindarnos sus servicios.
Sobre los “libres”
A veces se formaban pequeñas colas en las escarpas del centro de la ciudad buscando contratar a un “libre” para su uso. A veces no era cosa fácil y la gente se arremolinaba en cuanto aparecía uno de esos, pero rápidamente se colmaba su espacio de cinco personas y había que aguardar el arribo de otro, lo que podía tomar su tiempo. Pero era más fácil tomar un “libre” en cualquiera de las colonias de la ciudad que en la plaza grande o las calles aledañas.
Pérez Prado hace
famosos a los “libres”
Por los años 50 del siglo pasado estaba “de modé” aquel invento del mambo, Pérez Prado observó la popularidad de los “libres” en la gran ciudad y creó un alegre mambo alrededor del tema que llegó a ser uno de sus más populares en tierras aztecas. Se bailaba en fiestas domésticas y en los grandes shows del Margo. Hoy, transcurridos los años pocos mencionan la voz “libre” aunque el mambo de Pérez Prado permanece todavía en los que peinan canas y en el recuerdo de “Resortes”.
Poesía Joven de Yucatán
Refugios para el alma
Juan Manuel Góngora
Briceño
Existe la leyenda del Edén,
un paraíso donde todo es bondad
un lugar lleno de generosidad
para muchos, un sostén.
Existe la leyenda de Shangri-La
un lugar donde nadie envejece
el tiempo se detiene
en la cima del Tibet lo encontrarás.
Existe la leyenda del Valhalla
donde Odín duerme siempre
guardián de los nueve mundos, perenne.
El lugar de descanso de los grandes guerreros.
Existe la leyenda del huevo cósmico,
en la que el universo latente
continuará su expansión
hasta regresar a su forma original.
Posiblemente el cosmos oscilante es…
Existe la leyenda de xibalbá,
el inframundo maya,
un lugar escondido,
misterioso, mas no maligno.
Existe la leyenda del Jannah,
en el Islam, ahí es donde
habitan niños,
visten los mejores trajes
y la abundancia fluye como un río.
Existe la leyenda del Svarga
en el hinduismo,
donde las almas no encarnadas
esperan pacientemente
su siguiente misión.
Existe la leyenda del Nirvana
donde nuestro estado mental
se encuentra en armonía total,
no hay dolor ni sufrimiento.
Una gran meta por lograr.
Grandes profetas de todas las religiones han hablado de estos lugares,
algunos afirman haberlos visto.
Dejando sabiduría en su paso terrenal,
escuchemos su sabiduría ancestral.
Tú tienes la decisión,
rompe tus viejos pilares,
reconstruye tu propio templo
con tus propias manos.
¡Comienza ya!