Yucatán

Pilar Faller Menéndez

“La prensa es el dedo indicador

de la ruta del progreso”.

Víctor Hugo

Proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año de 1993, fue instituido que el 3 de mayo de cada año se recuerden los principios que sustentan la libertad de prensa que, desgraciadamente, en muchos países todavía no existe y muchas plumas son censuradas.

Realizar una evaluación de prensa mundial nos insta a defender una profesión noble por la que muchos periodistas han dado la vida, o han sido castigados y torturados en el ejercicio de su deber, ya que la vocación que tienen es defender su libertad de expresar verdades que muchos prefieren que se mantengan en silencio.

La proclamación de este día obedece a la respuesta que dio la UNESCO ante la lucha de la libertad que periodistas africanos sostenían, motivo por el cual elaboraron una declaración histórica llamada Windhoek, en la cual plasmaron los derechos de pluralidad, así como la independencia de los medios de comunicación.

La libertad de expresión y de prensa van de la mano, y a través de éstas se constituye un entendimiento mutuo que tiene como objetivo construir una paz que sea sostenible, lejos de las violaciones que se sufren para informar a los ciudadanos y que, en pleno siglo XXI, en el mundo todavía se censuran publicaciones, muchos medios son clausurados y miles de periodistas son acosados, atacados y asesinados.

Es por esta razón que cada año es necesario recordarle a los Gobiernos de todo el mundo, en especial a los que practican un régimen totalitario, el de respetar la libertad que tiene la prensa, y recordarles también a quienes se ostentan como periodistas, la ética profesional que debe estar presente en todo momento al expresarse, como dice la Biblia en el Evangelio de Juan, 8:31 “La verdad os hará libres”.

México es el país considerado como el más peligroso y mortal para ejercer el periodismo. La guerra que aún sostiene contra el crimen organizado resulta más letal que las zonas de guerra que todavía algunos países mantienen, y han sido cientos los periodistas mexicanos asesinados en la lucha de su deber, siendo solamente Siria y Afganistán los que han registrado más muertes de reporteros.

Las muertes que sufren los periodistas en nuestro país no son resultado de un régimen opresor, como el que tuvimos durante el mandato del nefasto Gustavo Díaz Ordaz, que ha pasado a la historia como un cobarde asesino, tanto de periodistas como de ciudadanos. Son definitivamente otros los intereses que quieren silenciar las plumas de quienes, buscando la verdad, destapan realidades que muchos no conocen o que cierran los ojos ante ellas.

Vivimos en un sociedad democrática, cuyo componente esencial es el de una prensa libre, y todavía tenemos periodistas que, conociendo los peligros de ejercer su profesión en las llamadas “zonas de silencio” –principalmente conformadas por los Estados de Sonora, Tamaulipas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Quintana Roo, en donde el crimen organizado parece gobernar–, puede más su vocación que el inminente peligro que corren ante la denuncia de los actos ilícitos en éstas, por la que muchas veces pagan con su vida, como se ha podido constatar cuando, junto a sus cuerpos, aparecen los llamados “narco mensajes”.

Sin embargo, la lucha de una prensa libre persiste, porque esta vocación no puede quedarse callada sin denunciar la verdad ni defender su soberanía. Nuestra situación ante los ataques a la prensa nos impide decir que vivimos en un país donde “no pasa algo”. Pasa mucho, y tiene que decirse, de otra manera estaríamos siendo cómplices de los crímenes, los sobornos, las complicidades que han vejado a nuestro país.

Mientras exista la vocación por encontrar la verdad, seguirá teniendo valor y reconocimiento esa prensa que no se vende, que no se deja amedrentar por amenazas ni cae rendida ante sobornos. Es menester hacer votos por salvaguardar esa prensa libre que denuncia y cumpla con su deber por informar con la verdad. ¡Muchas felicidades POR ESTO!