HOMUN, Yucatán, 31 de mayo.- Este domingo, último día de mes, la Iglesia de San Buenaventura realizó la solemnidad de Pentecostés, recordando la venida del Espíritu Santo hace más de dos mil años.
La misa dominical que celebró el presbítero Santos Angel Villegas Gil, donde también conmemoró cuando el señor Jesús, ocho días después de que ascendió al cielo, envía al Espíritu Santo, a los doce apóstoles cuando estaban a puerta cerrada, junto con la Virgen María, Madre de Nuestro Señor Jesucristo. E hizo que se poseyera en forma de fuego a cada apóstol, como dice la lectura del santo Evangelio de San Juan, que el mismo Jesucristo sopló sobre ellos, para que recibieran el Espíritu Santo.
En la homilía el sacerdote recordó que hoy celebramos Pentecostés, diciendo que ya tantas cosas qué decir, como el día del Espíritu Santo que aleteaba sobre la superficie de las aguas, como nos dice al principio David.
Que acompañó al pueblo de Dios, que estuvo presente en el largo de la misión de los profetas, que anunciaban la venida del salvador, que fue por quien el hijo de Dios se hizo carne, en el seno virginal de María, y acompañó a Jesús a lo largo de su ministerio.
También es quien da origen a la Iglesia, y hoy celebramos el cumpleaños de la Iglesia universal, en Pentecostés nace la Iglesia.
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, quien tiene que ir llevando a cabo, en su Iglesia en el mundo, en cada cristiano, esta obra de la santificación, se atribuye al padre la creación de una manera especial, se atribuye al hijo la redención, y se atribuye al Espíritu Santo, la santificación, el Espíritu Santo es el Dios muchas veces olvidado, descuidado.
Muchas veces sólo nos acordamos de El, en Pentecostés, y nos olvidamos de invocarlo, y no le hacemos caso a lo largo de nuestra vida, y tomamos las decisiones que nos da la gana, y no nos dejamos iluminar, orientar, guiar, mover por el Espíritu Santo.
Y así qué difícil es llegar a la santidad, sin el Espíritu Santo no es posible, por eso hoy al celebrar Pentecostés, pidamos al Señor que nos ayude a ser dóciles, a esta presencia permanente, hoy lo celebramos de una manera especial, pero no viene y se va, el Espíritu Santo siempre ha permanecido desde la creación, hay momentos.
Hemos escuchado como en la primera lectura, los apóstoles, vivieron esta gran experiencia de Pentecostés, y reaccionaron inmediatamente y se manifestaban en su conducta, en su vida y expresiones, en sus relaciones interpersonales.
(Silverio Dzul Chan)