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Yucatán

Cerca de 380 bodas civiles quedan pendientes por el COVID-19 en Yucatán

Ni bodas ni divorcios. La pandemia impidió que 376 parejas yucatecas se dieran el “sí, acepto”, ante el juez del Registro Civil y luego ante el sacerdote, ya que durante abril, mayo y lo que va de junio están suspendidas las uniones matrimoniales.

De acuerdo con datos del Registro Civil, en los primeros 15 días de marzo, hasta antes de la declaratoria de emergencia por el COVID-19 se unieron en matrimonio 515 parejas y, en contraparte, se divorciaron 207.

La dependencia tenía anotados 376 matrimonios, pero fueron suspendidos por la emergencia a mediados de marzo y se desconoce cuándo podrán llevarse a cabo.

La cancelación de los enlaces matrimoniales trajo consigo una afectación económica importante, ya que según cálculos conservadores una fiesta de boda austera puede costar alrededor de cien mil pesos.

Alejandra Pacheco Montero, propietaria de D´Liz Catering Service, señaló que numerosas empresas del ramo han tenido cero de facturación en casi tres meses y aunque entienden que serán los últimos en reabrir, todavía no tienen fecha para ello.

“Sí, nos ha afectado enormemente, hay algunos eventos que se han pospuesto ante la situación, eran eventos grandes que van a tener que reducirse por la nueva normalidad”, señaló.

En Mérida operan unas 40 empresas grandes dedicadas al servicio de banquetes para las fiestas sociales. Aparte, existe un número no cuantificado de empresas que se dedican a otorgar otros servicios para fiestas de bodas, quince años, bautizos, cumpleaños y demás, como son luz y sonido, conjuntos musicales, decoradores, entre otros.

“Nos ha afectado enormemente a las empresas, son muchas industrias las involucradas que se fueron a cero pesos en la facturación. Ha sido una situación muy similar a la del turismo, hay que recordar que una fiesta involucra el banquete, el mobiliario, el personal, hay gente que labora de forma eventual y los que de eso viven, las iluminaciones, bebidas, todo lo que lleva una boda o quince años”, dijo la empresaria.

“Varios han decidido posponer sus actividades, pero hubo otros que lo cancelaron o decidieron reducirlos en el número de gente”, agregó.

“Todavía estamos esperando que nos den una fecha para poder reiniciar nuestras actividades; entendemos que seremos de los últimos en reabrir y que viene un tema mucho más complejo porque tendremos que establecer medidas sanitarias importantes”, dijo.

Señaló que habrá cambios en el número de personas, en el manejo de alimentos y bebidas, el personal, los accesos. “Un evento de este tipo aunque es privado es un lugar en el que convive mucha gente por varias horas. Por lo menos hay 50 personas y hay bodas de hasta 300, puede decirse hasta cierto punto que es un evento masivo”, declaró.

“Yo sí estoy muy triste”, dijo, por su parte, Jade Muñoz Escalante, quien luego de 12 años de novia de Rodrigo Ávila Salazar, iba a casarse el pasado 2 de mayo en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en Temozón Norte y la fiesta iba a ser en la Quinta Yumbé.

“La boda nos iba a salir como en 130 mil pesos y ya teníamos pagado casi todo. Tenía listo el ajuar. Me iba a casar de mestiza con un vestido que me bordaron en Kimbilá y la fiesta iba a ser de 200 personas, familiares más que nada, a mediodía con relleno negro para comer”, relató Jade.

Dijo que no sabe qué ocurrirá con todo lo que ya pagó porque “la banquetera nos pidió que se le liquide todo un mes antes, de modo que le pagamos en marzo. Cuando empezó esto de la pandemia hablamos con ellos y nos entendieron que queremos un cambio de fecha y que no habría problemas con eso porque no es nuestra culpa”.

“También la maquillista comprendió que no era nuestra culpa la reprogramación de la boda. Pensamos en que la íbamos a hacer para octubre, pero por el número de invitados no se puede ni en ese mes ni en diciembre”, indicó.

Jade dijo que la banquetera le informó que tendría que tomar medidas de higiene, mayor distancia entre los invitados, sin pista de baile y cada invitado tendría que llevar cubre-bocas, y los meseros con careta.

“La verdad estamos pensando si la cancelamos o la pasamos a octubre del año próximo”, dijo y agregó que al suspender el enlace definitivamente va a perder dinero. En efecto, las empresas que instalan las carpas advierten en los contratos que cancelar implica perder el 50 por ciento del costo total; la del banquete cobra el 20 por ciento.

“Mucha gente nos dicen que nos casemos y ya, para qué tanta fiesta, pero eran familiares y como el tema era una boda mestiza varios de los invitados ya han hecho el gasto en sus vestidos”, indicó.

—¿Estás triste?

—La verdad sí. Era mi ilusión, ya teníamos 12 años de ser novios y seis de vivir juntos y ya comprobamos que somos el uno para el otro.

En este tema, el vocero de la Arquidiócesis de Yucatán, Jorge Martínez Ruz, dijo que él no tiene conocimiento de alguna ceremonia religiosa para el matrimonio durante abril y mayo. “Aunque no todos los que se casan en el Registro Civil se casan por la iglesia, calculamos que el 80 por ciento de esas parejas sí se presenta ante el altar”, dijo el presbítero.

“Pensamos que muchos van a reprogramar sus fechas, pero hasta ahora no ha habido ni quince años ni bautismos en las iglesias, de haber alguna ya lo sabríamos”, agregó.

No obstante, el viernes pasado el cantante Eduardo Vázquez posteó un video en el que informó que estaba yendo a cantar la misa de una boda a la que solo iban a estar presentes 25 personas. “Es a puerta cerrada y nos da mucho gusto, hace tres meses que no se lleva a cabo ninguna y tomaremos todas las medidas necesarias”, relató en el video, pero no dio detalles de la ceremonia ni en dónde se realizó. Luego publicó una foto con el padre Rodrigo Santos, párroco de El Señor de la Divina Misericordia, quien ofició la misa de bodas.

La suspensión de las bodas en Yucatán también ha impactado al sector turístico, ya que es un segmento que había alcanzado entre el 15 y 20 por ciento de la derrama turística en el Estado.

Funcionarios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Mérida (Canaco-Servytur) señalaron que Yucatán es un nicho de mercado del turismo de bodas, después de los congresos y convenciones e incluso por encima del médico.

De hecho, Yucatán albergó en el 2015 el V Congreso Latinoamericano de Bodas y Eventos Especiales en el que los empresarios del sector turístico y de convenciones coincidieron en que Yucatán tiene un gran potencial para este ramo.

Actualmente en la entidad existe una asociación de organizadores de bodas integrado por cerca de 40 empresarios que durante estos casi tres meses de pandemia han tenido pérdidas incalculables por la suspensión de fiestas.

Con el COVID-19, el reportero piensa que en un futuro las bodas podrían ser como en “Los Novios”, del poeta y novelista italiano Alfredo Manzoni: solo los contrayentes ante el cura y diciendo “sí, acepto”. Y nada más.

Con información de Rafael Gómez ChiPor Redacción Digital Por Esto!EH

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