Yucatán

A una semana de la reapertura de los mercados Lucas de Gálvez y San Benito, los pocos locatarios que reanudaron labores se muestran pesimistas porque son pocas las personas que acuden a estos centros de abasto.

A María Cano no le ha ido bien en el área de aves del San Benito porque señala que sólo hay una puerta de acceso y su puesto no está a la vista de los clientes, por lo que la gente no se detiene a comprar.

Dijo que ahora que regresó a laborar al mercado sus ventas están peor que antes de la clausura, pues durante la contingencia vendía de tres a cuatro pollos y ahora apenas uno.

Antes de que se cerrara el mercado sobrellevaba el día con la venta de menudos de pollo: hígado, molleja, corazón, etc., pero ahora ya ni eso vende; los que acostumbraban llevar un pollo ahora sólo compran un pedazo; ni siquiera sus “marchantes” van a comprar, pues comenta que la mayoría de la gente compra en la colonia donde vive.

Dijo que ahora únicamente lleva piezas de pollo y no ofrece pavo en venta por la falta de clientes; aunque sabe que no va sacar el día, acude al mercado para que la gente la vea y sepa que ya regresó.

Letreros

Por su parte, Manuel Cano Pacheco, presidente de la Unión de Aves Descuartizadas, coincidió con María en el sentido de que una sola entrada en el San Benito propicia la disminución del número de clientes; se quejó de que las autoridades les prometieron colocar letreros en los que se anunciaría a la gente la reapertura de los mercados, pero no han cumplido; los que lo saben es porque se enteraron a través de los medios de comunicación.

Manuel, quien desde niño se inició en el negocio, pues sus padres se dedicaban a la venta de aves, dijo que durante la cuarentena vendía cerca de diez pollos al día, pero en la primera semana de reapertura del San Benito lo más que vende son tres.

Opinó que los mercados están “agonizando” y los están dejando morir, pues ni siquiera han pintado las fachadas.

En el San Benito únicamente funcionan locales de pollos y pavos; en los espacios de carniceros, puestos de comida y el área de palanganeras, varios de los locatarios limpiaban y pintaban ayer sus espacios; en el mercado había pocos clientes, pero abundaban los gatos.

Le va mal

María Elena Solís Osorio, que tiene un puesto de frutas y verduras en el mercado Lucas de Gálvez, dijo que la semana pasada le fue mal, al igual que a otras compañeras que se dedican a la venta de hortalizas, pues por las intensas lluvias se perdió el producto y no tienen que vender; por eso son pocas las que están yendo al mercado; María Elena dijo que ya no le permiten vender fruta y verdura picada, lo que también ha afectado sus ingresos.

Señaló que las estrictas medidas de seguridad también les perjudican, ya que las personas que van al mercado piensan que todavía no está funcionando y pasan de largo; aseguró que vive al día y se quejó de no haber recibido ningún tipo de ayuda mientras el mercado estuvo cerrado.

–Nos prometieron despensas, pero nunca llegaron, aseveró.

Miguel Fuentes, que trabaja en una lonchería, comentó que hasta hoy comenzarán a trabajar y que el negocio había recibido una circular en la que se les informaba sobre las medidas de higiene que deben acatar.

Chicharra

En la chicharronería “La Reina del Tepeyac”, la situación ha sido similar a la de otros negocios del mercado. Su propietaria Nelda Gamboa Chan dijo que antes de la contingencia vendía diariamente más de 15 kilos de chicharra, pero durante la contingencia se redujo a 5 kilos; y en esta semana en que regresó disminuyó aún más; además de chicharra y morcilla expende cebolla, rábano y cilantro para acompañar esa comida; sin embargo, dijo que a causa de las lluvias estos productos escasean y los ha tenido que comprar a mayor precio.

Juan Trejo, quien tiene un puesto de recados y condimentos en el Lucas de Gálvez, expresó que la gente no ha regresado al mercado por temor a contagiarse, pues hubo medios de comunicación que dieron noticias alarmantes sobre el coronavirus.

Durante la semana pasada sólo sacó para la comida del día y para recuperar un poco la inversión del producto que vende; difiere de la opinión de los demás locatarios, pues no cree que por haber una sola entrada la gente no venga, pues la mayoría acude para comprar algo específico y por donde entra tiene que salir.

Empero, se quejó de que les prometieron despensas, pero nunca llegaron; reconoció que no está muy necesitado, pero sí hay otros que viven al día.

Al igual que en el San Benito, en el Lucas de Gálvez varios locatarios limpiaban ayer sus locales para empezar a trabajar hoy; en el segundo había más negocios abiertos que en el primero, como algunos puestos de frutas y verduras, condimentos, ferreterías y una chicharronería.

Con información de Elena GómezPor Redacción Digital Por Esto!EH