Yucatán

Grandes satisfacciones del deber cumplido

PROGRESO, Yucatán, 20 de junio.- En este puerto, al igual que en todo México, este domingo se celebra el Día del Padre; aun con el paso de los años no se ha destacado este día, que es tan importante como el de la madre.

Tercera generación en tornería y soldadura.- Mario Gilberto Madera Medina, conocido en el puerto como “El Brujo”, en su modesto taller de tornería y herrería recuerda a su padre, Omar Medina Ravell (+), el verdadero “Brujo”, mote que heredara de su padre al igual que el oficio, el cual ahora comparte con su hijo Farid de Jesús Madera Piña.

Entre fierros y ruidos de máquinas, ambos se autoemplean en su taller, donde ofrecen sus servicios a las embarcaciones del puerto, talleres de mecánica y electricidad reconstruyendo piezas, ya sea en el taller o en los muelles de Yucalpetén o donde sea requerido su servicio.

Farid de Jesús, que es la tercera generación, dice estar orgulloso de su padre, quien en todo momento lo invitó a estudiar, pero al final decidió continuar con la tradición del taller; reconoce a su padre como un hombre experto y su maestro en el trabajo con el que lleva el pan a su casa y mantiene a su familia. A pesar de la contingencia del COVID-19, junto con su padre sigue trabajando.

“Todo un ejemplo a seguir; mi hermana es profesionista, pero a mí me gusta la vida del taller, donde somos mi padre y yo un dúo en el trabajo”, expuso.

Ya son profesionistas

Filetero y mecánico hizo de sus dos hijos profesionistas.- Cuando se trata de la familia, si hay que alternar trabajos, se hace, porque en realidad es el futuro de nuestros hijos y como padres, buscamos que éstos tengan una mejor calidad de vida.

En el caso de don Carlos Enrique Burgos Trujillo y su hijo Carlos Alejandro Burgos Sánchez, en este Día del Padre el joven profesionista dice estar orgulloso de su padre, por el que gracias a su esfuerzo y trabajo, tiene una carrera de nivel superior, mejorando su calidad de vida.

“Sin duda alguna, mi padre siempre me ha consentido, dentro de sus posibilidades me creció y nos dio educación a mi hermana y a un servidor, ambos tenemos estudios de nivel licenciatura y nuestro padre es único”, expuso.

Carlos Enrique, primero laboró de fileteador de pescado por un par de décadas, sin embargo, debido al problema que se vive con las capturas del sector pesquero, comenzó a desarrollare en la reparación de motocicletas. Con el paso de los años, vio que la filetada iba de mal en peor por la falta de pescado para trabajar, así que con sus ahorros abrió un taller de motocicletas para complementar el gasto familiar y, cuando hay oportunidad de acudir a filetear, va a las congeladoras debido a que sus compañeros de oficio le dan trabajo.

Pero actualmente está más tiempo en su taller reparando motocicletas; con sus trabajos –en muchas ocasiones con fuertes olores a pescado y ahora manchado de aceite– logró que sus hijos sean profesionistas y esta es una de las grandes satisfacciones que se tiene como padre.

Ejemplo a seguir

Un mesero del cual sus hijas están orgullosas y dicen tener el mejor padre del mundo.- Don Enrique Ramos Díaz, conocido popularmente en el puerto como “Sulub”, desde la perspectiva de sus hijas, Ivonne y Martha Patricia, su padre siempre fue un ejemplo a seguir y cumplió su misión como progenitor, como esposo y amigo de sus hijas, cuales le muestran este día dedicado al padre, muestras de su afecto y amor.

“Sulub” ha sido mesero del café y restaurante El Cordobés de este puerto, a sus 76 años asegura haber nacido para trabajar. Mencionó que “estoy pensionado por el IMSS, donde toda mi vida he laborado en este restaurante, sin embargo, ahora no salgo por la pandemia del COVID-19, pero cuando termine regresaré a mis actividades como mesero, trabajo que he realizado toda mi vida con mucho orgullo, empleo que heredó mi hijo Enrique, quien por cierto trabaja en el mismo restaurante, siendo mi compañero en la actualidad”.

“Cuando mis hijas eran pequeñas, los meseros teníamos buenos ingresos, no por la paga, sino por las propinas muy buenas; nos empleaban en bodas, bailes, celebraciones de XV años, en fin de cursos y siempre había trabajo. En la época de oro, el restaurante más antiguo del puerto es El Cordobés, donde continúo laborando, debido a que después de tantos años de trabajar, en casa me siento inútil, entonces como parte de mi terapia de adulto mayor, me permiten estar en donde ha sido siempre mi fuente de trabajo. Desde luego, mis hijos son mi orgullo y me da gusto que se expresen de mí de esta manera, que en realidad es motivante saber que me consideran un padre ejemplar, por lo cual tengo la satisfacción del deber cumplido”, comentó.

(Julio Jiménez Mendoza)