Yucatán

Una plaga de gusano cogollero está afectando la producción de pepino, melón, entre otros

 

CHUMAYEL, Yucatán, 21 de junio.- Campesinos de la comunidad se encuentran en la recta final de la siembra de maíz, tras las precipitaciones pluviales que han predominado en las últimas semanas; una plaga de gusano cogollero está al acecho en el agro.

La temporada de lluvia es el inicio de un nuevo ciclo en la milpa, ya que marca la siembra de la “gracia” (como los agricultores llaman al maíz), así como de la calabaza, pepino, íbes, entre otros alimentos básicos del campesino.

“Pak´al (sembrar) es un arte, un ritual ancestral sagrado. El campesino meses antes labró la milpa; ahora, la bondadosa tierra es suave, virgen y lista para fecundizar”, expresó César Acosta de Chapab, en un texto que reflexiona sobre dicha labor.

Sin duda, el trabajo del campo no acaba. A lo largo del año siempre habrá actividad por realizar. Uno de los ciclos importantes en la agricultura, es la siembra del grano de maíz que algunos realizan a finales de mayo y otros durante los meses de junio y principios de julio.

Acompañado de Roberto Briceño Tolosa, Comisario Ejidal, realizamos un recorrido por las milpas del municipio la mañana de ayer, donde se constató que una mayoría de los campesinos se encuentra en la recta final del cultivo, mientras otros han comenzado a “rociar” la maleza.

“Ya sembré pero ahora estoy dando una pasada más, ya que los pájaros se comieron el maíz en algunas partes y hay que volver a sembrar ahí”, compartió en lengua maya Lucio Peraza May de 45 años de edad, bajo la fresca mañana de domingo.

Acompañado de su hijo, el campesino iba sembrando el grano y, con ello, la esperanza de una buena cosecha; con una mano sostenía el “xul” –herramienta primitiva para la siembra–, y con la otra iba depositando el grano de maíz y semilla de calabaza en la tierra.

Para este año “Lus”, como es conocido en la localidad, ha sembrado cuatro hectáreas de maíz; “crecí realizando el trabajo del campo, a eso me dedico; además es mejor sembrar el maíz para poder comer un rico elote sancochado con su chile y sal”, indicó mientras continuaba con su labor.

Además del maíz, el hombre también ha cultivado melón y pepino en su milpa, pero las intensas lluvias de la tormenta tropical “Cristóbal” hicieron que la mayoría se pudriera. Las pocas que quedaron, se las están comiendo los gusanos cogolleros, una plaga que acecha para esta temporada.

Se observó que las orugas están acabando con las plantas que lograron sobrevivir al fenómeno meteorológico; los insectos están devorando lentamente las hojas del cultivo de melón y pepino, un problema que amenaza con extenderse hasta en el maíz. Pese al panorama, la esperanza se mantiene firme.

Continuando con el recorrido, visitamos la milpa del señor Pablo Peraza, popularmente conocido como “P´eex”, quien sentado junto a una enorme y antigua sarteneja, se alistaba para comenzar a fumigar la maleza que ha crecido en las inmediaciones de los cultivos del grano.

“Yo sembré una hectárea de maíz a finales de mayo, algunas partes se inundaron por las lluvias pero ya volví a sembrar ahí, ahora ya comencé a rociar”, platicó mientras sacaba el agua del depósito natural para ponerlo en el recipiente y preparar el líquido para fumigar.

En su milpa ya se observa cómo van creciendo las plantas de maíz bañadas del rocío del alba; sin embargo, también se registra la presencia de los gusanos que ya comenzaron a comer las hojas de la “gracia”; “si continúan las lluvias se mueren los gusanos, pero si se prolonga la sequía, aumentan, a ver cómo nos va este año”, aseveró.

Por último, y a casi 8 kilómetros de la cabeza municipal, visitamos Yaxché, donde tiene su milpa el señor Briceño Tolosa de 50 años de edad, quien para este año ha logrado sembrar dos hectáreas de maíz; “comencé el martes y terminé el viernes de la semana pasada, ahora ya comenzaré a rociar”, puntualizó.

En la zona ya se observa cómo va germinando el maíz de entre la tierra; “mientras haya lluvia, el maíz crecerá bien”, aseveró mientras recorría la milpa para cerciorarse que todo esté bien y las aves y demás animales como el jabalí y mapache, no hayan hecho destrozos.

“El trabajo del campesino es todo el año, no hay descanso y todo para lograr un poco de cosecha; el trabajo de la milpa no se acaba, así es la vida del campesino, mucho trabajo y poca ganancia”, precisó el hombre.

Mientras continuaba con la plática, el Comisario Ejidal se dirigió a una sarteneja donde tomó agua que utilizó para preparar el líquido para fumigar; una vez culminado, cargó sobre su espalda la bomba con 20 litros de agua. Posteriormente, se dispuso a recorrer la milpa para matar la maleza con el líquido.

“Repetimos esto como en 3 o 4 ocasiones, es algo que sí cansa la espalda, estar toda la mañana cargando litros de agua para rociar”, indicó.

En torno al panorama en el campo, el Comisario Ejidal destacó en todo momento el gran trabajo de cada campesino durante todo el año, por lo que espera que en esta temporada se logre una buena cosecha; “si la sequía se da, aumentará la plaga de gusanos que acabarán con la siembra”, reiteró.

Así mismo, reconoció que, con el paso de los años, ha disminuido el número de ejidatarios y jornaleros que aún realizan las labores del campo, ya que ante la difícil situación, muchos han optado por encontrar un trabajo, dejando la milpa como algo alterno.

En la actualidad, pese a ser una actividad que va decayendo paulatinamente, representa una labor fundamental que contribuye a la alimentación de familias que han dedicado toda una vida a dicha labor y por varias generaciones.

Desde el inicio de la temporada de lluvias, desde tempranas horas y en diferentes puntos de la localidad, se observa el ir y venir de los hombres campesinos a sus respectivas milpas.

“Son días agotadores, pero cada gota de sudor vale la pena al germinar la esperanza, y en unos meses empiece otro ritual: la cosecha”, compartió César Acosta en torno al trabajo del campo.

(Carlos Ek Uc)