Primero la contingencia y luego las medidas sanitarias obligaron a una buena cantidad de adultos mayores a no poder seguir atendiendo la pequeña tiendita con la que obtenían un modo de vivir, pero ahora dichos negocios de plano han cerrado o los han tenido que entregar a sus familiares.
Y es que una de las medidas sanitarias que se decretaron por la pandemia es que las personas mayores de 60 años no pueden acceder a supermercados o a los mercados, pero en este mismo tenor no pueden atender sus negocios, que eran sus medios de supervivencia y de distracción también.
Muchos jubilados optan por poner una pequeña tiendita para ganarse unos cuantos pesos, pero en muchos casos ya no han podido seguir al frente de sus negocios por las medidas sanitarias vigentes.
Jorge Cardeña Licona, presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño, Servicios y Turismo (Canacope) en Mérida, confirmó lo anterior y dijo que, de alrededor de 40 mil socios de la organización, el 30 por ciento son atendidos por gente mayor, la que ha tenido que dejar sus negocios.
De todas las personas mayores con negocios, alrededor del 95 por ciento se ha retirado de sus negocios, algunos de manera temporal y otros de forma definitiva, porque los protocolos sanitarios marcan que las personas de más de 60 años no se pueden exponer.
Devastador
“Pero esto ha sido devastador porque hay mucha gente que tenía su único ingreso en estos negocios y a la vez era su medio de distracción”, expuso.
Dijo que es natural que muchos jubilados se dediquen a su tiendita y las tienen desde hace muchos años, pero por desgracia las personas de la tercera edad, en este caso, perdieron el ingreso que tenían y se han visto en la necesidad de ceder sus negocios a parientes, porque ellos ya no pueden atenderlos.
Añadió que algunos esperan que, en cuanto se vayan normalizando las circunstancias, puedan volver a sus tienditas y negocios, pero otros seguro no lo harán porque también hay mucho miedo al coronavirus.
El entrevistado dijo que la mayor afectación se ha dado en los mercados, donde alrededor del 50 por ciento de los negocios son atendidos por personas mayores que hoy ni siquiera pueden entrar a los mercados debido a los protocolos sanitarios.
“La pregunta es, ¿de qué van a vivir ahora y cómo van a vivir, si su único ingreso y su única actividad en la vida ya no las pueden llevar a cabo?”, expuso.
Además, dijo que para todo el pequeño comercio la situación es adversa, pues los productos de la canasta básica han tenido un aumento de entre el 20 y el 30 por ciento, además de que en el mismo porcentaje han aumentado otros productos no esenciales y latería. Por ejemplo, mencionó que la Coca Cola subió el precio a todos sus productos.
Por David Rico