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Unas 80 hectáreas de selva de la Reserva Especial de la Biosfera Ría de Celestún, donde anidan muchas aves endémicas, han sido taladas y quemadas.

Marco Antonio Rodríguez Gutiérrez, ejidatario de Celestún, miembro del Frente Campesino de la Defensa de la Tierra y de la Vida, y fundador del Colectivo Celestún en Transformación, informó lo anterior y explicó lo que hay detrás de todo esto.

Invasores

–Aquí en Celestún hay más de cien invasores, algunos recién llegados y otros que ya están aquí desde hace tiempo, que toman posesión de las áreas naturales de zonas altas de la Reserva de la Biósfera y son, además, terrenos nacionales y hasta tablajes particulares los que tienen invadido. Una vez que lo hacen, al lograr cualquier sello del Ayuntamiento, ya lo ponen en venta al mejor postor para que lo terminen de legalizar. Lo venden a un precio muy bajo y se lo dan a un corredor que ya tiene los contactos en Mérida para sacarle los documentos de alguna forma, diciendo que son del fundo legal cuando son en realidad parte de la zona de la Reserva Especial de la Biósfera.

Estas personas que ocupan terrenos de la Reserva Especial de la Biósfera saben que no son aptos para vivienda, ya que se encuentran lejos de servicios públicos como el agua potable y la electricidad, y además colindan con el brazo de mar que es la ría de Celestún, pero los ocupan no porque los necesiten, sino porque esperan hacer negocios con ellos. Muchos son dueños de otros terrenos que han obtenido en anteriores ocupaciones. Por eso la idea es invadir y vender, el 90% lo quiere para vender.

El daño

–¿Qué daño le hacen a Celestún?

–¿Qué daño? Que es la zona de anidación de aves endémicas, no sólo flamencos, sino varias especies de colibríes, el chico o cenzontle, chachalacas, el pájaro tho cola de reloj, etcétera. Hay arriba de 250 especies de aves que se pueden visualizar en Celestún, y ya está hecho cenizas el lugar donde anidan. Acabaron con la selva baja, quemaron los pastos, queman lo que cortan, lo amontonan en línea y le meten candela para que desaparezca la evidencia.

–¿No hay funcionarios responsables de la Reserva Especial de la Biosfera Ría de Celestún a los que les corresponda intervenir?

–Sí hay: René Kantún y Marcos Plata, de la Comisión Nacional de Areas Protegidas (Conanp), son los responsables directos de todo el desastre que ha pasado en Celestún. Desde que ellos llegaron aquí cada quien hace lo que le dé la gana. Hay otro funcionario que se llama Mauricio, pero ese es el que hace en verdad todo el trabajo que les toca a ellos, porque esos dos no hacen nada. Marcos ya tiene más de 15 años que está rondando por Celestún en diferentes puestos, y René Kantún igual. Son funcionarios federales.

–Dices que son áreas donde no hay servicios públicos, ¿para qué las invaden entonces?

–Sí. Hay mucha plaga, mucho mosco, no hay luz. No es normal esto, yo creo que están dejando que esto pase para obtener recursos. Estos lugares se cuidan solos, no necesitan estar haciendo tantas cosas, entonces los dejan talarlos y quemarlos para pedir un recurso oficial y manejarlo como a ellos les conviene.

Nadie lo detiene

–¿No será que luego van a vender para que se venga a asentar aquí un gran hotel, como han hecho en Cancún y la Riviera Maya, o para lotificar terrenos para fraccionamientos residenciales?

–Pues en verdad no sabemos para qué los quieren. Pero este problema sigue aumentando, cada día se suman más espacios talados y quemados. Es un desastre y nadie lo para. Muchas de las áreas taladas y quemadas están alrededor de Celestún, a unos 4 kilómetros hacia El Palmar, y hacia la costa y hacia el área de la ría y las charcas salineras.

–¿Y el Ayuntamiento, por qué no lo impide?

–Hay gente que el Ayuntamiento tiene metida en la invasión de terrenos, no directamente, pero sí tienen gente para que agarren terrenos para ellos.

–¿Desde cuándo sucede esto?

–Ya tenía un tiempo, pero le cayeron duro de 3 meses para acá, aprovecharon la pandemia. Aquí dicen: “Logró ese terreno”, cuando ya lo peló, cuando ya brincó las dependencias de gobierno y se apoderó de lo que pudo.

Autoridades omisas

–¿Siempre son omisas las autoridades federales, por ejemplo, los funcionarios de la Conanp o de la Profepa que ya deberían haber detenido esto?

–Es su costumbre, pero cuando uno levanta un muro en un área de propiedad privada, enseguida llega la Profepa a poner sus sellos de clausurado que porque no se hicieron estudios de impacto ambiental, que porque cortaste un árbol o porque levantaste un muro, pero cuando durante meses se talan selvas protegidas, no hacen nada.

Falta un ordenamiento

–¿Qué se debería hacer en Celestún?

–Lo que debe de haber es un ordenamiento de respeto a la propiedad privada y de respeto a la sustentabilidad. Hay mucha gente que tiene terrenos y los quieren desarrollar, entonces les piden un estudio de impacto ambiental, pero no les dicen cómo se hace ni cómo conseguirlo. La gente construye como Dios le da a entender. No estoy en contra de que se hagan las construcciones en propiedades privadas, pero que te den los medios, la información para hacerlo. El 99% de las casas de Celestún no tiene estudio de impacto ambiental. El mayor porcentaje de las que se hacen en Celestún pagan derecho de construcción en el Ayuntamiento, y los de la Conanp tienen regulaciones prohibitivas a pesar de que la población está creciendo y creciendo.

Afectan a las tortugas

–Por otra parte, Marco, ¿no han afectado la anidación de tortugas con esos incendios cerca de la ría?

–Sí, hay una zona de playa que se llama Margarita donde hace unas semanas quemaron el monte que está al lado, porque las tortugas anidan en la primera duna y hay arbustos que también se quemaron. En esas dunas anidan también algunas aves, y ya las dejaron sin hogar.

También hay una zona muy bonita con agua dulce que se llama Chinkitam, pero que ya ha sido ocupada y devastada. Está a unos 500 metros de la bajada del puente, entrando del lado derecho, hacia el Norte, detrás de Dumac. Allá bajaban a tomar agua el jaguar, el jabalí, muchos animales, pero ya todo está en cenizas. Se ve en las fotos una línea de cenizas donde amontonaron todos los árboles y arbustos que talaron y los quemaron por completo. Quieren borrar toda huella.

(Roberto López Méndez)

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