A diferencia de otros años, la terminal de autobuses de Progreso estaba prácticamente vacía ayer domingo de playa, en la entrada un empleado recibía a los pasajeros, les medía la temperatura y les proporcionaba gel, a unos metros de él un conductor intercambiaba palabras con el encargado del filtro de sanidad.
En la sala de espera, unos cuantos pasajeros esperaban la hora para abordar el autobús y viajar a Progreso, entre ellos Itzel Nava, quien vive en Progreso, pero le cayó la noche y no pudo regresar al puerto, ya que el último camión sale a las ocho de la noche.
Ella se trasladó a Mérida por la tarde para recibir a su madre Eleuteria a la terminal de autobuses, pues vino desde Cancún; para su mala suerte, la mamá de Itzel llegó a las ocho de la noche y las dos mujeres no pudieron alcanzar la última salida a Progreso, por lo que tuvieron que pasar la noche en un hotel.
Dijo que fue un incidente extraordinario la noche del sábado, ya que ella vive y trabaja en Progreso en una tienda de materiales y los fines de semana el establecimiento cierra, no fue por trabajo por lo que se quedó varada en Mérida.
Largo trayecto
Nady Lara Chacón es enfermera, vive en Chicxulub Puerto, viaja de allí a Progreso, de Progreso a Mérida y de Mérida a Motul, trabaja en el IMSS y su horario es de 8:30 de la noche a 10:30 de la mañana del día siguiente; comentó que los autobuses de Progreso tardan más en salir, ahora tiene que esperar para viajar, ayer ya tenía casi media hora de espera; también, debido a que se ha alargado el tiempo de frecuencias en los autobuses, tiene que salir más temprano, ahora lo hace a las 4:30 de la tarde para estar a tiempo en su trabajo, antes salía a las 6:30.
A su pequeño hijo lo lleva con su mamá para que lo cuide y ahora es menos el tiempo que pasa con él, porque tanto de ida como de vuelta le lleva más tiempo.
Con las modificaciones del transporte ahora se ve obligada a llegar al Centro para tomar el camión y trasladarse a Motul, antes de la contingencia salía de Progreso y se bajaba en Circuito Colonias, a la altura de la Avenida Tecnológico, de allí abordaba el camión que la dejaba en Plaza Fiesta, que es por donde pasa el camión que la lleva a Motul; pero ahora ya no lo puede hacer porque el camión que va hacia ese municipio no da paradas intermedias.
Cero agresiones
Vestida de pantalón y zapatos blancos, Nady comentó que afortunadamente no ha recibido agresiones por parte de la gente por ser enfermera, pero algunos de sus compañeros de trabajo sí han tenido experiencias desagradables, ella tiene diez años laborando como enfermera y tres en Motul.
Pedro Antonio Ávila Piña, mientras esperaba escuchaba música con sus audífonos, el motivo por el que iría a Progreso era también por trabajo, él es promotor de una empresa refresquera y ayer fue a un supermercado en la entrada del puerto para vender sus productos.
Al igual que otros trabajadores tiene problemas para llegar al trabajo, ya que las unidades van a la mitad de su capacidad y eso ocasiona que tenga que esperar otro autobús.
Por la situación actual, Pedro comentó que hay flexibilidad por parte de su superior cuando llega tarde, además de que se redujo la jornada de trabajo, aunque sí le ha afectado a sus ingresos, pues ahora vende menos y se reducen sus comisiones.
Un joven que llegó de otro Estado fue el único que comentó que iba a Progreso a dar un paseo, aunque no quiso opinar, las pocas personas que se trasladaron al puerto fue por ser vecinos de allí o por trabajo.
Por Elena Gómez