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Yucatán

Fábricas de guayaberas en Tekit sobreviven elaborando cubrebocas

Por la pandemia y la crisis económica que atraviesan las fábricas de guayaberas de Tekit sobreviven confeccionando cubrebocas

Ante la crisis que ha desencadenado la contingencia epidemiológica por el coronavirus, las fábricas de guayaberas han detenido temporalmente la producción de prendas tradicionales para dar un giro al negocio, a través de la confección de cubrebocas para sobrellevar la situación.

En entrevista con el José Ángel Aké Chim, del departamento de ecología y turismo de Tekit, compartió que tras implementarse la contingencia sanitaria en el mes de marzo, las fábricas y maquiladoras de guayaberas de la comunidad suspendieron sus actividades.

Ante el receso que trajo una dura crisis en el sector, los fabricantes hallaron una alternativa laboral en la elaboración de cubrebocas. La infraestructura industrial con la que cuentan apuntaló el cambio e impulsó el giro en el negocio que hasta meses atrás movía la economía de la villa.

“En la comunidad hay aproximadamente 300 micro, pequeñas, medianas y grandes fábricas dedicadas a la industria de la guayabera, de los cuales cerca del 80% se dedica a la confección de dicha prenda tradicional y el otro 20% está enfocada a la maquila de otra tipo de vestimenta”, destacó Aké Chim.

Con la gradual reactivación de actividades, puntualizó que cerca del 70% de las fábricas ya se encuentra funcionando pero no a su capacidad, sino en un 20 a 30%; “algunos están rotando a sus trabajadores y otros trabajan por semanas para luego descansar”.

En la visita a la “Capital de las Guayaberas”, el representante de este medio de comunicación recorrió varias fábricas para entrevistarse con los propietarios quienes amablemente compartieron cómo están sorteando los desafíos que ha generado la pandemia.

“Cuando inició la contingencia, descansamos como un mes para ver cómo iba a ser el impacto, pero no pudimos aguantar más tiempo; a uno le entra la desesperación porque estás fabricando prendas pero no tiene salidas y además tienes empleados que dependen de ti”, manifestó el señor José González Collí, propietario de la fábrica de guayaberas Dzibilchaltún.

Así mismo, tras agudizarse la situación, se vio en la necesidad de cerrar temporalmente su tienda, ya que al mantenerse los filtros sanitarios en la comunidad, el turismo se paralizó. La actividad detenida puso en riesgo los 30 años de trabajo del señor José.

“Nos preguntamos ¿qué vamos a hacer?... luego hablamos con los empleados para plantearles la situación y proponerles el trabajo de maquilar cubrebocas para no dejarlos a su suerte, no habría ganancia para nosotros pero al menos, nos ayudaría a mantenerlos”, precisó.

Fue así como el trabajo se transformó para reactivarse con la confección de cubrebocas; “ya con eso comenzamos a defendernos y ahora el cubrebocas es el brazo fuerte, nuestro objetivo en un principio fueron las guayaberas pero nunca pensamos que algún día la necesidad nos haría reinventarnos”.

El señor González Collí aseveró que tras incursionar en la maquilla de cubrebocas, tuvo complicaciones e incluso, los primeros que fabricaron presentaron algunas fallas y con ello se perdió una semana de trabajo.

Ya con la práctica adquirida, la fábrica elabora una gran variedad de cubrebocas que van desde los simples hasta aquellos con estampados; la creciente competencia en el sector demanda innovarse con nuevos modelos.

Actualmente y a pesar de no estar laborando en su capacidad, están sacando pedidos para la ciudad de Mérida; de forma paulatina van resurtiendo guayaberas.

Otras de las personas que se vio en la necesidad de dar un giro en la confección de guayaberas es el señor Felipe Ramírez, con cerca de 30 años como costurero y 10 años dedicados a la maquila de las prendas exclusivamente de lino para una conocida marca de ropa.

“Tras paralizarse las actividades, estuvimos ayudando a los trabajadores por 7 semanas y además en dos ocasiones les brindamos despensas, pero ya la situación se complicó porque ya no hay salida de prendas y además se tenía que pagar lo de la luz y el seguro”, indicó.

Con dicho panorama, optó por ingresar a la confección de cubrebocas con la ayuda de su esposa, quien se dedica al bordado; “antes vendíamos guayaberas finas y ahora estamos elaborando cubrebocas también de buena calidad, no se gana mucho pero son buenos centavos para sobrellevar la pandemia”.

En la visita al taller donde se maquillan los cubrebocas, se observaron varios modelos de las indumentarias bordadas con singulares diseños efectuadas a gusto del cliente, hasta con imágenes de animales, flores, personajes de películas y otros personalizados.

Además de los cubrebocas, otros  también han dado un giro a su negocio mediante la elaboración de batas quirúrgicas, como la fábrica de guayaberas “Chan L” del propietario José Chán.

En entrevista con Andrés Chán (hijo), brindó el panorama actual de la situación que afecta a también de forma directa a decenas de trabajadores como alforzadores y planchadores que dependen de la confección de la guayabera.

Puntualizó que la pandemia truncó varios proyectos de trabajo propios de la temporada, como las ferias realizadas en varios estados del país, la ya tradicional feria de la Guayabera en Tekit y los festivales de clausura donde se levantaban varios pedidos.

“Hasta ahora no nos hemos quedado sin trabajo, pero hemos visto adecuarnos a la demanda y al trabajo que se requiere como los pedidos de cubrebocas y hasta las batas quirúrgicas, para apoyar y conservar a los trabajadores”.

Destacó que por el momento, están tratando de mantener el taller pero no desde una perspectiva de negocio, sino más bien para evitar un cierre definitivo; “seguimos con la producción pero no hay salidas, solo es inversión y almacenamiento”.

Para mantenerse en el mercado, también incursionaron en la elaboración de cubrebocas con diferente material y doble capa, a fin de cumplir con las recomendaciones y estándares de seguridad sanitaria.

Por el momento, también le están apostando a la confección de batas quirúrgicas con bordados que van teniendo una muy buena aceptación; “Estamos tratando de abarcar más, ahora no solamente hacemos cubrebocas lisos, sino también batas  con adornos de calidad y vanguardistas”.

Por último, Andrés Chán enfatizó en la importancia de fomentar la venta directa con el cliente, evitando intermediarios que propician un alto costo a las guayaberas que al final, terminan costando el doble o hasta el triple del precio original.

Sin duda, la contingencia sanitaria vino a renovar la industria de la guayabera en Tekit, que en los últimos meses se ha transformado para mantenerse y hacer frente la crisis.

Por Carlos Ek Uc

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