Tras haberse registrado los primeros casos de COVID-19 esta semana, además del primer fallecimiento, el presidente municipal Erik Alcocer Estrada implementó medidas extremas, como no permitir el paso de pescadores foráneos, a pocos días de iniciar la temporada de pulpo, sobre todo con personas provenientes de comisarías de Tizimín, a las cuales exige presentar la prueba de COVID-19 con resultado negativo para poder ingresar.
La primera inconformidad ocurrió ayer por la mañana en el retén instalado a la entrada del puerto, cuando una persona proveniente de una comisaría tizimileña llegó para verificar un predio que rentaría para él y sus compañeros por la próxima temporada de pulpo, pero no se le permitió el acceso, pues le exigían presentara su prueba de COVID con resultado negativo, cuando es bien sabido que una prueba de este tipo ronda en los 4 mil pesos aproximadamente.
Cabe mencionar que en reunión previa entre el Alcalde, cooperativas y permisionarios, se había llegado al acuerdo de no traer gente cercana a Mérida a laborar, por lo que se permitiría el acceso a pescadores de hace muchos años originarios de comisarías de Tizimín, pero a última hora el Edil decidió cambiar los acuerdos, alegando que lo que busca con estas medidas es prevenir un mayor número de contagios, pero según los afectados él no se da cuenta que todos los días gente de este puerto viaja a Tizimín a realizar diligencias, incluso a vender sus mariscos al mercado municipal, por lo que les parece algo absurda dicha medida.
Dicha acción por parte de la autoridad no solo repercutirá en la pesca del pulpo, si no en la economía de muchas familias que dependen de esta actividad para poder tener un plato de comida en la mesa, pues la situación económica actual es muy mala para todo el estado, y con estas decisiones sólo se perjudicara aún más la economía.
Por Carlos Euan