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Yucatán

A sus 73 años, abuelito mantiene viva la jarana yucateca en Oxkutzcab

Con 73 años de edad, Don Raymundo Poot Chi mantiene vivos los ritmos del tradicional baile de la jarana yucateca en Oxkutzcab.
Foto: Roberto Hernández

La jarana yucateca es un baile y una forma musical originarios de la Península. Su significado es jolgorio, bullicio, diversión ruidosa de la gente del pueblo y fue así que el baile regional de Yucatán adoptó el nombre de jarana.

Uno de los antiguos integrantes de este baile, es el señor Raymundo Poot Chi quien a sus 73 años de edad aún lleva los ritmos de este fabuloso y tradicional baile de la jarana.

Actualmente el señor Raymundo, vive con su esposa, hijos y nietos en una pequeña parte del cerro en donde el agua bajó en forma de ríos, a su paso ha dejado caminos de piedra al llevarse toda la tierra y hierbas.

Esta persona junto con su familia tienen que caminar aproximadamente 100 metros después de dejar el camino de terracería para llegar hasta su humilde hogar.

Trabaja como maestro de este baile de la jarana y se siente orgulloso de su historia que inició hace más de 40 años cuando aprendió para este hermoso baile de parte de su familia y que ahora lleva 30 años enseñando a los jóvenes, pero sin ser reconocido como debería ser.

Cuenta que ganó concursos con las hermanas Argüello quienes eran su pareja en aquel momento, en época del gobierno de Francisco Luna Kan, quien los llevó a la Ciudad de México y luego pasó a concursar en Oaxaca con sus mismas parejas.

Para Raymundo la jarana original sólo tiene dos ritmos y está dividido en tiempo de tres por cuatro pasos huachapeados y otro de seis por ocho con pasos zapateados, la cual le gustaría que los jóvenes aprendieran para que este baile no se perdiera y que sea aún más reconocido.

Agrega que para perfeccionar el ritmo de la jarana en estos dos tiempos, es necesario, así como el hombre con sus alpargatas y la mujer con sus tacones se conecten más allá de los pasos y llegar al ruido y de la vista conociendo totalmente a su pareja para que así el compás se puede llevar a cabo perfectamente.

También se siente orgulloso de sus dos nietos José Miguel Cruz Poot y Jaime Francisco Cruz Poot, porque con el tiempo que ha tenido a causa de la contingencia, lo ha aprovechado para enseñarles el baile, algo que los niños han absorbido al cien por ciento ya que sus pasos son muy buenos.

La única preocupación que don Raymundo tiene es que cuando todo regrese a la normalidad, ya no quieran sus servicios para aprender este magnífico baile que se ha vuelto popular.

Por Roberto Hernández

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