Bernardo Caamal Itzá, agrónomo egresado de la Universidad Autónoma de Chapingo, comunicador y promotor de la cultura maya y coordinador del colectivo que hace análisis de los temas de la milpa maya, lanzó ayer una advertencia que a la vez es un lamento:
"Se está muriendo mucha gente grande que maneja los secretos del campo milpero, la gente que conoce los secretos del manejo de la agricultura local, por eso la milpa necesita apoyo de los tres niveles de gobierno para que los jóvenes que se han alejado de ella se interesen en esta actividad productiva, y se preserven a través de ellos esos saberes ancestrales".
Puso como ejemplo que en Dzidzantún, la gente que no sabe producir llega y, al ver que el campo está lleno de piedras, se ríe y dice: “Aquí vamos a producir puras piedras”, pero no es así, porque en los años 90, cuando estuvo el período de la siembra de papayas, lo que hacía el productor era meter en algún hueco entre las piedras una semilla de papaya y le ponía una piedra encima. Entonces la sombra de esa piedra permitía que se conservara la humedad acumulada en la noche y la mañana y que saliera la plantita, y al cierto tiempo le quitaba la piedra para que empezara a crecer. Eso es aprovechar recursos como los suelos, las piedras, el fresco de la noche y la humedad, y sus propios saberes para hacer producir la tierra.
¿Pero qué es lo que pasa actualmente? Que todavía los tres niveles de gobierno apenas están como a ver qué pasa, pues todavía no responden a la expectativa. Por ejemplo, en el caso del gusano cogollero, los campesinos milperos empezaron a reportarlo desde mayo y principios de junio, y la respuesta de la Secretaría del ramo llegó así dos meses después, a mediados de julio. Pero el gobierno, en lugar de que los apoye con semillas locales, criollas, les estuvo dando a mediados de julio semillas mejoradas que necesitan mucho manejo técnico. Y es hasta ahora cuando ya les están entregando semillas criollas.
Improvisación
En opinión de Bernardo, lo que sucede es que en el gobierno hay improvisación en todo el trabajo del campo. Inclusive en el programa Peso a Peso hasta la fecha no han respondido. Ya hicieron la convocatoria, ya hicieron la recepción de solicitudes, y estamos a mediados de agosto y todavía no hay respuesta.
Lo malo, explica el agrónomo, es que si uno siembra maíz tiene que tener más o menos articulado el apoyo en el primer mes, en 30 días, y si no hay una atención, debido a la falta de fertilizantes se presentan efectos indirectos a la cosecha. Esa falta de respuesta oficial da como resultado que el campesino tiene que gastar su dinero sin que lo pueda recuperar.
Gasta y no cosecha más que incertidumbre, porque las políticas públicas son muy lentas, se manejan a través de programas, pero son muy lentas, están desarticuladas, no llegan a tiempo, y en muchas ocasiones los funcionarios sólo apoyan a sus cuates, no al verdadero productor.
Por esa razón, explica el entrevistado, si ante las coyunturas actuales no hay una estrategia integral empezando desde el Departamento de Desarrollo Rural de los municipios, y siguiendo por el gobierno estatal y el gobierno federal, como estamos en una grave crisis de producción, la situación se puede agravar más aún.
Faltan acciones reales
En su opinión es necesario reconocer toda la problemática agraria y la agropecuaria, y la situación actual de la pandemia en que vivimos, para que verdaderamente nazcan acciones reales y de atención directa a quienes producen los alimentos, y por otro lado para que se promuevan estrategias que vinculen a la producción del campo a la nueva generación de jóvenes, para no desatender más el tema alimentario.
Con su visión crítica, Bernardo Caamal Itzá dijo que aunque en la actualidad el gobierno en general, en sus tres niveles, tiene un coqueteo en términos de partidos políticos para mantenerse en el poder, según parece le valen las coyunturas actuales y usa los recursos públicos para promoverse y mantenerse en el poder, independientemente de la gran pobreza que campea en el sector.
Priorizar las estrategias agroecológicas
Es por eso necesario diseñar y vincular programas que permitan mirar de nuevo la producción de alimentos con estrategias agroecológicas, donde los campesinos tengan la oportunidad de producir sin perder de vista la seguridad alimentaria y la autonomía productiva. Y con esa base se podría evitar que dependan del exterior como se hizo con el modelo de la Revolución Verde, que estuvo de moda en los años 50, aunque Yucatán apenas entró en la Revolución Verde en los años 80 y 90 en Oxkutzcab, que se caracteriza porque se usa mucho químico y mucho fertilizante. De hecho, estamos ahorita en pleno florecimiento de la revolución verde, en la que el productor dice: No voy a producir si no tengo agroquímicos para las plagas y si no tengo fertilizantes.
En este punto, Bernardo comentó que Cuba ha tenido una estrategia interesante, pues se ha dado en producir con técnicas agroecológicas, en cambio aquí quieren puros agroquímicos.
Recordó que la situación actual de las milpas es el resultado de las políticas públicas mal implementadas en los últimos 40 años, en las que no se consideró a los territorios productivos y menos a los pueblos originarios, sino se implementó una política nacional acorde a los intereses internacionales y no se consideraron particularidades territoriales.
Debido a ello, lo que ha sucedido en los últimos 40 años es que se ha provocado que el productor estuviera más atento para gastar sus recursos externos, o sea, que el productor gasta más al comprar “tecnología” y sus insumos de lo que gana al cosechar. Entonces, al no haber acompañamiento técnico integral para la producción y comercialización, se quedó a merced de otra forma de producción en la que estaba solo y sin el acompañamiento de sus hijos y menos el apoyo de los 3 niveles de gobierno, que sólo lo descapitalizó y propició que se contamine su territorio y no tenga ni siquiera posibilidades de autoemplear a sus hijos; al final, prácticamente el productor quedó sujeto para vender la tierra porque se erosionó su economía al quedar sin soporte de las instituciones y menos de su familia. Eso hizo que lejos de vivir y de plantear su futuro en torno al campo y en torno a la agricultura, lo viera como una desgracia. Y entonces sí mantiene su forma productiva, pero en pésimas condiciones. Y por otro lado, sumándole a su situación los efectos del cambio climático, como la tormenta tropical “Cristóbal”, que el 5 de junio afectó a muchos de manera dramática, y por otro lado tomando en consideración que hay lugares donde no ha llovido y la sequía se mantiene, aún así algunos productores están comenzando a resembrar. Pero están resintiendo los efectos directos de los gusanos, que son muchos, y que han dañado los cultivos en un alto porcentaje.
Papel de la pandemia
Bernardo Caamal Itzá dijo, finalmente, que ahora los productores milperos se enfrentan al asecho dentro de sus familias al virus y que inclusive algunos de ellos, los líderes, los viejos productores de la milpa, como decíamos al principio, se están muriendo, lo que es una desgracia porque son gente grande que maneja los secretos del campo milpero y que con sus saberes ha permitido que, a pesar de las condiciones cada vez más difíciles por la falta de apoyos, se conserve su capacidad de producción que hoy debiera ser asegurada con políticas públicas consecuentes.
Por Roberto López Méndez
Por Redacción Digital Por Esto!
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