Kancab es una comisaría del sur del estado que a pesar de los cambios tecnológicos y en el estilo de vida de los últimos años, conserva la esencia de sus raíces y arraigadas costumbres.
Cada año, el 09 de agosto la Organización de las Naciones Unidas (ONU), conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas con el propósito de reivindicar la importancia de los pueblos originarios, buscando el reconocimiento de su identidad, su forma de vida, proteger sus derechos y mantener su cultura.
Kancab, comisaría de Tekax, es una población mayahablante de aproximadamente 3 mil habitantes, con un alto índice de migración que ha repercutido en la forma de vida de las familias, quienes luchan por conservar su identidad.
José del Carmen Contreras Ek, comisario municipal, compartió que se ha vuelto costumbre entre la población, que los jóvenes, una vez cumplida la mayoría de edad, emprendan el viaje al vecino país en busca del sueño americano y los que deseen quedarse, se enfocan al trabajo del campo o como obreros.
Esta situación ha originado un cambio contrastante donde, por un lado, se da un desarrollo por el envío de remesas para el mejoramiento de sus viviendas y por el otro, en las nuevas generaciones se registra un pensamiento influenciado por otras culturas.
Contreras Ek aseveró que la migración ciertamente ha contribuido al desarrollo de la comunidad, como ejemplo, la construcción de numerosas casas de concreto que prácticamente han desplazado a las tradicionales casas de huanos y bajareques, representativos de dichas comunidades.
Las kancabeñas y sus coloridos huipiles
Al registrarse una notable migración, las mujeres han asumido la responsabilidad total en la educación de sus hijos, aunado a las labores domésticas y la elaboración de las prendas típicas que caracteriza a las mujeres de Kancab.
Raquel Chan, reconoció que las jóvenes de su comunidad portan con orgullo el traje regional, sin embargo, han optado por realizar algunas modificaciones para mantenerse a la vanguardia y al mismo tiempo conservar la esencia de la indumentaria maya.
A diferencia del traje típico de la península, las kancabeñas han implementado colores vivos y llamativos en la confección de sus vestidos, lo que algunas llaman, “estar a la moda” con los nuevos colores.
La tecnología
A pesar de ser una comunidad enclavada en el sur del estado, la tecnología, que hace 7 años llegó al lugar, ha venido a influenciar el estilo de vida de las familias, convirtiéndola en una herramienta que ha acortado la distancia entre Kancab y el exterior. Gracias a la señal de internet, Lurdes Chan Dzul y su hijo Carlitos pueden interactuar por medio de video llamadas con Mauro Caamal, padre de familia que radica como migrante en San Francisco, California.
“Mi esposo hace 9 años que se fue a los Estados Unidos, trabaja como cocinero y con eso ha logrado construir una casa de concreto; cuando se fue hablábamos muy poco por medio de teléfono fijo, hasta hace 7 años que llegó la señal de celular a Kancab, ahora conversamos con él por video llamada hasta tres veces al día”.
Nos conocimos por el Facebook, ahora somos novios
La tecnología, también ha logrado enlazar a las familias, incluso ha sido un instrumento para que las mujeres de la comunidad mantengan un noviazgo desafiando la barrera de la distancia y el tiempo.
María Minelia Cauich Chan de 28 años de edad, compartió cómo inició su relación con Rusel Gabriel Dzul Chan, un joven de la comunidad vecina de Kantemó, quien desde hace 15 años trabaja como cocinero en la Unión Americana.
“Por medio de unos amigos de la familia lo conocí, nos hicimos amigos por facebook y luego de seis meses me pidió que sea su novia. Después de un año, los papás de él vinieron a mi casa para formalizar la relación”: manifestó en lengua maya.
“Él está haciendo planes para volver el próximo año y nos podamos casar, ya construyó una casa y tenemos un pequeño negocio de renta de sillas y mesas para eventos sociales. Todos los días platicamos por medio de video llamadas y así conozco los lugares que visita”.
Han pasado 8 años de noviazgo y la relación de María y Rusel ha perdurado, a pesar de no conocerse físicamente.
El tener un familiar en los Estados Unidos ha permitido que desde temprana edad, los niños tengan acceso a las nuevas tecnologías, como el pequeño Alex quien todos los días interactúa con su familiar, sin afectar la convivencia típica de las comunidades yucatecas del interior del estado.
Covid-19 en comunidades indígenas
La pandemia del coronavirus vino a encrudecer la ya quebrantada economía de las comunidades rurales, quienes han implementado nuevas formas de trabajo para salir adelante y sobrellevar la situación.
Candelaria Nahuat Canul, es una de las mujeres del lugar que se dedicaba a bordar prendas típicas, pero al no tener mercado, se vio en la necesidad de hacer mandados para obtener unos pesos, en tanto las cosas van mejorando.
Todos los días “Doña Candi”, camina varias cuadras de ida y vuelta con dos cubetas a cuestas llenas de nixtamal, para la molienda. Así mismo, realiza otros mandados a diversos comercios locales. Como esa mujer, otras más están implementando dicho trabajo.
A pesar de la llegada de la tecnología a Kancab, la comunidad mantiene la esencia de sus raíces, prueba de ello, es que el 100% de la población domina la lengua materna, un legado que se mantiene gracias a la gente adulta y de la tercera edad, preocupada por transmitir la cultura y tradiciones a las nuevas generaciones.
Por Carlos Ek Uc / Pedro Cauich / Jade Muñoz
Por Redacción Digital Por Esto!
JG