A pesar de su avanzada edad la señora Juana Bautista Nah Uitz, se siente útil y productiva para seguir vendiendo hortalizas, verduras y frutas de la época y así conseguir algo de dinero para sobrevivir.
La abuelita doña Juanita, como de cariño la conocen en su comunidad, realiza la venta de los productos de cosecha que tiene su familia: rábano, cilantro, calabacitas, pepino, entre otros. Con las ventas recaudadas espera sobrellevar estos tiempos tan difíciles que se están viviendo por causa de la pandemia del COVID-19.
Nah Uitz, relató que hace más de cinco años empezó con esta actividad y tiene su mesa en el mercado municipal, pero por motivos de los protocolos e implementación de prevención y cuidados para evitar contagios durante la pandemia, cerraron el zoco y optó por seguir esta actividad de comercializar en su domicilio, ubicado frente a las líneas del ferrocarril, vendiendo frutas y verduras, y de allí obtener ganancias aunque poco, ya que todo se vino para bajo, explicó la abuelita.
En el mercado vendía diversos productos como pepita molida, recados, hoja de plátano. Viajaba a la capital del Estado para abastecerse de mercancía y tenía sus “marchantes”, que le daban crédito, en su siguiente visita pagaba y le surtían de nuevo.
De tal manera que su anterior rutina era semanal. Sigue vendiendo poco pero como la conocen sus vecinos, se busca la vida, y de paso se distrae y se siente activa y útil.
“Tengo hijos que viven en Cancún, Quintana Roo, pero no han podido venir a verme por la contingencia de salud, y cuando tiene la oportunidad me apoyan con algo económico”, señaló.
Su compañero tiene 78 años y también lo apoya en la milpa junto con otros familiares, de allí traen cosechas de calabaza y pepino que sirve de autoconsumo y vende para poder tener algún ingreso.
Jesús Lugo Can