Yucatán

Pibil nal, el tradicional elote cocido bajo tierra de Yucatán

Los elotes enterrados se preparan para agradecer a los dioses por las buenas cosechas
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Tras la cosecha del maíz y como preparación para la celebración del Día de Muertos, la familia Martín se dedica a elaborar el pibil nal, elotes horneados en tierra, una tradición de la gastronomía maya que conservan, en compañía de otros agricultores, para preservar el legado de sus ancestros, el cual se usa para agradecer a los dioses por la cosecha de la temporada.

Jorge Martín, quien es profesor y agricultor, indica que se dedican tres días de arduo trabajo para obtener el producto y que este sea digno para los dioses mayas. William Chin, Edgardo Mugarte, Enrique Mugarte, Víctor Ché, José Chin, Ángel Martin y Jorge Martin conuntan sus esfuerzos trabajando en equipo para hornear el maíz.

“Realizar el pibil nal es todo un rito, pues primero se tiene que escarbar el pib (horno en la tierra), luego escoger los mejores elotes que servirán para hornear. De igual manera, otras personas buscan la mejor madera para calentar el pib, así también las hierbas de olor y que darán aroma y color a los elotes ya cocidos en la tierra”.

El pibil nal o elote en pib, es parte de la cocina yucateca que los campesinos realizan para agradecer a los dioses por sus cosechas. Jorge Martín señala que el nombre de este manjar “elote enterrado” proviene de la palabra “pibil nal” se deriva de los vocablos mayas “píib” (coser debajo de la tierra) y “nal” (elote).

Los pibil nales se caracterizan por su color café, gracias a la selección de hierbas como el muk, tajonal, el jabín y otros, que tiñen el maíz y se integran para su cocimiento, lo que le brinda un sabor dulce y ahumado.

En la gran mayoría de los pueblos mayas, realizar este manjar es parte de la tradición, la cual se conserva con entusiasmo, sabiendo que se cumple con las deidades mayas y los yumtsiles, quienes son los dueños de los montes en la tradición maya.

Para iniciar este ritual, se cava un hueco en la tierra que servirá de horno, cuyo tamaño depende de la cantidad de elotes que prepararán. Después se coloca la leña y piedras que servirán para guardar el calor. Luego, prender el fuego para que la leña comience a consumirse.

Al final, se colocan los elotes con todo y sus hojas para después cerrar el pib con ramas de jabín, tajonal y tierra, procurando que todo el calor generado se guarde, que las brasas no se apaguen, y vigilar que no tenga fugas, pues de ser así inmediatamente se tiene que tapar la oquedad para lograr el cocido que se espera.

Después de transcurrir tres días, se quita todo lo que tapa el horno, para poder sacar los elotes en pib, con el peculiar aroma y sabor que lo caracteriza. “Al deshojar los elotes se puede sentir el olor a humo y color café que tiene, con el sabor único de la localidad que deleita el paladar más exigente”, comenta el agricultor.

Jorge Martín señala que cada año realizan este ritual para agradecer a los dioses mayas por la cosecha obtenida. Asimismo, después de sacar los elotes, se presentan en un altar como ofrenda a los yumtsiles quienes son dueños de los montes, y al terminar la ofrenda se pueden consumir los pibil nales.

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JG