Un grupo de mujeres realizó voluntariado comunal y talleres gratuitos para los sotutenses ayer, con el fin de que los pobladores desarrollen sus habilidades y aprendan valores, como ayudar a los demás sin esperar nada a cambio y ser responsables, además de que puedan desarrollar algún oficio y mejorar su economía.
Margarita Yamá, Mirna Maas, Catalina chuc, Esmeralda padilla, Berenice Chaac, Manuela Santiago y Miriam Yamá conforman un comité de voluntarias que realiza acciones sin fines de lucro para el beneficio de su comunidad. Lo que al principio fue un grupo de mujeres que asistían a talleres impartidos por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), se convirtió en un equipo de ayuda social, pues lo que aprendieron en dichos cursos fue impartido por ellas mismas a sotutenses que quisieran aprender algo nuevo, ya que el gobierno dejó de llevarles los cursos sin previo aviso.
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Aunque al principio se unieron más de 30 integrantes, el grupo se fue disolviendo hasta quedar solamente 10 de ellas, sin embargo, su entusiasmo y las ganas de querer ayudar al pueblo crecieron, logrando impartir talleres de preparación de donas, pintura textil, realización de piñatas, entre muchas otras cosas, sin embargo, en su voluntariado también realizan limpieza de calles y recolecta de basura en terrenos baldíos y espacios públicos, esto sólo por ver un Sotuta digno.
“Ahora estamos realizando piñatas, pues un grupo de Kekén supo de nosotras y quiso que desarrollemos estas para venderlas y que el grupo voluntario tenga fondos económicos para seguir apoyando a la comunidad”, comentó Manuela Santiago, organizadora del grupo de voluntarias, quien fue parte de las talleristas.
El rango de edades de estas mujeres es de los 17 años hasta los 68, pues juntas han aprendido muchas cosas, debido a la variedad de edades se complementan y alegan que la juventud tiene ideas frescas e innovadoras. Las personas mayores toman decisiones con calma y resuelven sus problemas de manera acertada, por lo que no ha habido discusión sobre opiniones diferentes y todas trabajan en conjunto, pero señalaron que los hombres no se integran a los talleres de manera voluntaria.
Este grupo no tenía un espacio fijo para realizar sus talleres o actividades, por lo que algunas solicitaron un espacio al Ayuntamiento y se les entregó las llaves de lo que antes era la estación del tren en la comunidad de Sotuta, de manera que han reacondicionado y adaptando el espacio que por mucho tiempo estuvo cerrado.
El año pasado, debido a la pandemia, muchas familias del municipio se quedaron sin poder festejar la Navidad, por lo que realizaron piñatas que fueron donadas a las familias más necesitadas para sacar una sonrisa a los niños de Sotuta.
Algunos pobladores, con incredulidad, critican la labor que las mujeres realizan en este grupo voluntario, pues aseguran que nadie hace nada sin recibir algo a cambio, pero las mujeres afirman que esto lo hacen para ayudar a la comunidad, aseverando que si todos pusieran un granito de arena Sotuta llegaría lejos.
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CC