En el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, Ignacio Simá Pech relató como pese a las adversidades ha podido sobrellevar su discapacidad, y que a sus 50 años vive una vida plena y feliz, esto para dar el ejemplo a todos de fuerza e ímpetu. “La discapacidad que tengo es en mis piernas, pues no puedo caminar muy bien, no me ha impedido trabajar y salir adelante”, expresó.
A pesar de las dificultades de la vida y la discapacidad que padece, Simá Pech, de más de 50 años, ha logrado superarse con ayuda de su difunta madre, Lola Pech. Ha sobrellevado su inhabilidad de no poder caminar, demostrando que no hay imposibilidades para superarse: vende chicharrones, elotes y otro tipo de golosinas. Cuenta que, antes de fallecer, su madre era quien le preparaba su venta, ahora ha tenido que sorteárselas solo.
Ignacio se ha ganado el respeto de los sotutenses, quienes expresaron que es un ejemplo a seguir, sobre todo por el esfuerzo y entusiasmo que pone a lo que hace, por lo que lo ayudan cada vez que pueden.
“Recuerdo que cuando yo estaba chico veía a Nacho vendiendo sus cacahuates y elotes, yo salía corriendo y gritaba porque estaba muy bueno lo que vendía. Además, mi mamá siempre le compraba no solo por ayudarle, sino porque estaba rico”, comentó Rosario Gamboa de 25 años, quien en su juventud degustaba lo que Lola Pech preparaba para que su hijo vendiera.
Nacho, quien es originario de Sotuta y ha vivido toda su vida en el pueblo, comenzó a vender lo que su mamá preparaba a hace más de 20 años, sin embargo, su cuñada es ahora quien le ayuda a preparar su venta como muestra de afecto.
“Cuando no lo encuentro en las calles, en ocasiones voy a su casa, pero nunca está. Como el pueblo es más o menos grande no siempre logras encontrarlo, y cuando lo haces es como si te estuvieras encontrado la lotería. Lo que él hace a pesar de su discapacidad es admirable, porque no cualquiera es capaz de querer salir a vender, pero él fue una de mis inspiraciones para hacer igual mis ventas. Aunque no soy comerciante ambulante, lo hago con orgullo en la puerta de mi casa”, finalizó Ericka Beh, de 30 años, quien vende panuchos en la puerta de su casa, y muy solicitada.
Como muchos, Nacho es una persona fuerte, pero sobre todo valiente, hace lo que le gusta y con ello está feliz. Agregó que los jóvenes que tengan alguna imposibilidad o discapacidad aun pueden desarrollarse plenamente.
“Los límites están en la mente. Creo que la principal discapacidad que tenemos es creer que no podemos. Y si yo pude, todos pueden”, finalizó con una sonrisa.
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CC