Conocida como la Casita de Jengibre, el domicilio de la calle 19, entre 38 y 36 de la colonia San Damián, en Mérida, este año se convirtió en el Taller de Santa. José Avilés Pacheco vuelve a sorprender con una colorida decoración para compartir su espíritu navideño.
Lo que comenzó como un proyecto personal y familiar ahora es parada obligada de los vecinos del rumbo y de gente de otros puntos de la ciudad. El cambio de nombre obedece a la renovación que el joven realiza cada año con una temática diferente.
“Me empeñé en que esta vez se hiciera el Taller de Santa”, dijo y destacó que lleva 18 años adornando su casa y con el paso del tiempo se convierte en una tarea mucho más elaborada.
No sólo es en diciembre, también la adorna en septiembre por las fiestas patrias y en octubre por Halloween, pero es en la época navideña cuando ha tenido mayor relevancia.
Curiosamente, en 2020 no hubo tantos visitantes debido a la pandemia, pero gracias a las redes sociales su atractivo diseño se “viralizó”, por lo que esta vez el encendido generó gran expectación.
Y lo que son las cosas, el taller estuvo en riesgo de no construirse, “por mucho trabajo y otras cuestiones, sentí que no me iba a dar tiempo de hacerlo bien y ya había decidido no hacer nada”, se sinceró.
Pero el apoyo de su familia y amigos le permitió cumplir con la meta. Sus hermanas Claudia y Gabriela le ayudan a realizar y pintar la decoración, mientras que sus papás no dudan en poner lo que haga falta.
“Les agradezco mucho su visita, éste es el Taller de Santa, es para ustedes”, dijo José al nutrido grupo de personas que acudió para tomarse la foto del recuerdo.
Ese fue el caso de Dafne Meyo y Joaquín Graniel, quienes llevaron a su hija Hannah, “vivimos cerca, pero es la primera vez que venimos a ver el encendido”, señaló Dafne, con la pequeña en brazos.
Minutos antes de encender la decoración, hubo una cuenta regresiva y para las 19:00 horas todo se iluminó.
Llamó la atención la “mente de tiburón” de un vendedor de marquesitas, quien ya se había instalado justo enfrente del lugar, desde media hora antes de la cita, para tener mucha clientela.
Poco después llegó un colega y una vendedora de juguetes, incluso el propio Santa Claus dijo presente y felicitó al dueño del taller.
Señaló que el pago de la cuenta eléctrica no es tanta como la inversión en materiales, aclaró Mario, “en realidad no son muchas luces y tengo la fortuna que mi recibo me llega hasta febrero, así que eso me permite ahorrar”.
Por otra parte, dijo ser el más sorprendido porque su hogar aparece en las búsquedas de internet precisamente como la Casa de Jengibre, con todo y fotos y ubicación.
“Yo no tuve nada que ver con eso. Es más, ni sabría cómo hacer para que un sitio aparezca en el mapa”, aclaró el propietario.
Asimismo, el joven agregó que la casa se mantiene iluminada de 18:00 a 23:00 horas y que no tiene inconvenientes en que la gente tome fotos en el interior del jardín, siempre y cuando pida permiso.
“De repente tengo que poner cierta restricción, pues las personas, especialmente los niños, te pueden romper o maltratar algún adorno, aunque sea sin querer”, expuso. “Sólo es cuestión de que se acerquen en orden y hablen conmigo”, indicó.
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JG