El Psiquiatra Miguel Viveros Erosa dio a conocer que la esquizofrenia no suele identificarse en edades tempranas, sino hasta la adolescencia o juventud, especialmente con actitudes como; el aislamiento, mucho tiempo con la mirada hacia el vacío, desconfianza excesiva, entre otras. Sin embargo, informó que apenas el 1 por ciento de la población suele presentar este padecimiento, independientemente de la ubicación territorial. Asimismo, dijo que afecta en igual cantidad a hombres que a mujeres, aunque generalmente es más severa para el género masculino.
“No hay un cuadro típico de la niñez, normalmente los síntomas suelen presentarse en la adolescencia o en la edad adulto joven”, señaló el especialista.
A pesar de ello, indicó que en ocasiones pueden llegar a presentar ciertos rasgos generales como; por ejemplo, que sean niños retraídos, nerviosos o con comportamientos más traviesos de lo habitual.
“Normalmente en la infancia no es muy clara la sintomatología”, dijo. Con ello, indicó que la mayor parte de los casos se identifica en las etapas mencionadas (adolescencia o adultez joven).
Afirmó que lo más común es distinguir el padecimiento en la adultez joven, sin embargo, cuando se logra diagnosticar muy temprano es que se consigue en la edad adolescente, lo cual podría señalarse desde los 12 o 13 años.
En dichos casos, de personas jóvenes, apuntó que se suelen distinguir porque comienzan a aislarse, además pasan mucho tiempo ensimismados como mirando hacia el vacío. “Es una primera señal y por lo regular ahí empiezan a aparecer las alucinaciones auditivas y empiezan a buscar de dónde viene”.
Explicó que también suele traer consigo la desconfianza excesiva hacia las conductas de otras personas, pues tienen la sensación de que son víctimas de algún tipo de persecución o complot.
Y, aunque señaló que no hay mucha diferencia entre la incidencia para los hombres que para las mujeres, lo que sí afirmó es que en los hombres suele presentarse con mayor severidad; no obstante, los síntomas suelen ser similares, incluyendo los ya mencionados. Además de alteraciones de diferentes niveles: del sueño y de pensamiento.
Entre las alteraciones del pensamiento, además de la sensación de persecución, puntualizó que tienen ideas religiosas o místicas, en donde creen que fueron enviados para cumplir una misión en la Tierra y tienen una conexión especial con Dios. “A veces empiezan a escuchar voces de esto”.
Declaró que, así como pueden tener episodios paranoicos en donde sienten que son víctimas, también pueden presentarse los místicos o religiosos o sentir que los mensajes de diversos medios se dirigen en específico hacia ellos, lo que les orilla a sacar conjeturas donde cada vez se convencen más de que son perseguidos.
Indicó que el mínimo de la población vive esta situación y para poder integrarse en la sociedad se requiere de un tratamiento acompañado de medicamentos para que posteriormente se pueda dar paso a alguna terapia ocupacional.
“Es una alteración psiquiátrica mayor en donde el tratamiento tiene que ser farmacológico porque hay una deficiencia en los neurotransmisores cerebrales, o sea, de sustancias químicas”, explicó.
En ese sentido, comentó que si no se cuenta con dicho tratamiento se pueden tener conflictos en el trabajo o en la escuela, precisamente derivado de su sensación de persecución o victimismo.
“Normalmente se controlan las alucinaciones, las ideas delirantes y la persona funciona mejor”, mencionó.
Sobre ello, puntualizó que en la mayor parte de los casos se tiene que continuar con la medicación por el resto de la vida, ya que, aunque actualmente el trastorno puede controlarse, no tiene cura.
Aseguró que personas que comenzaron con los síntomas desde mucho tiempo atrás y no fueron diagnosticados y tratados, pueden presentar cuadros más severos, así como las personas que presentan tipos de esquizofrenia más graves, difícilmente pueden llegar a tener una vida “normal”.
Sin embargo, señaló la paranoide como la más frecuente, misma que con la medicación permite al paciente conciliar planes de una vida habitual e integrarse a un trabajo.
Detalló que, aunque el tratamiento psicológico puede acompañar, no puede sustituir a los fármacos.
“La terapia psicológica puede ayudar a que el paciente venza los temores, ya que suelen vivir con miedo por las experiencias previas con los síntomas”, comentó.
Por ello, señaló la terapia como una aliada para una mejor integración a la sociedad, más no sin tener el conjunto de las medicinas.
Finalizó subrayando que es importante acudir con el especialista, en este caso, un psiquiatra, para el diagnóstico temprano desde los primeros síntomas, de forma que se eviten problemas mayores y con un procedimiento a tiempo se pueda permitir a la persona una integración adecuada.
SY