Aunque la cochinita es el platillo principal en las mesas de las familias de Kanasín, todos los domingos, parece que el mondongo, otro manjar de la comida yucateca, ha comenzado a desplazar a esa tradicional preparación, que se puede comer pibil o enterrada.
En la colonia Santa Rosa de Kanasín se ubica la cocina económica “Tere Espínola”, propiedad de Teresa Espínola, y quien desde hace más de siete lustros vende este platillo, que se ha vuelto el preferido, no sólo de los habitantes de Kanasín, sino de toda la geografía yucateca, ya que por su sabor ha rebasado las fronteras y mucha gente de otros puntos de la entidad acude a probarlo.
Sábados y domingos son de mondongo, señala Teresa Espínola, quien desde las 4 de la mañana ya está en las puertas de lo que fue su cocina económica, la cual cerró por la pandemia, donde ofrece este delicioso manjar hasta las 10 de la mañana, en que se atiende al último cliente.
Aclaró que cerró su establecimiento por la pandemia, pero la venta de este rico guiso los está sacando adelante. El litro de mondongo tiene un costo de 90 pesos y dos litros cuestan 170, pero alcanza para cinco ó seis comensales.
Según explicó “mucha gente ha venido a probar nuestro mondongo, han llegado de Chuburná Puerto, Progreso, colonias de Mérida como El Porvenir, Kukulcán, Obrera, Nueva Kukulcán, entre otras”.
Afirmó que la cola para comprar su producto se alarga y “es tanta nuestra fama que también ya lo adquiere gente que viene de otros estados y viene de paseo a la ciudad capital”.
“Los sábados se venden cinco vaporeras de mondongo y cada una consta de 100 litros, y el domingo, 11 vaporeras, con igual contenido. Todo se cocina a leña, que también se prepara durante la venta, por lo que el cliente se lleva este manjar calientito”, señaló.
Según dijo, desde que salen a vender ya hay gente esperando para ser los primeros en probarlo, lo cual pudimos constatar. Añadió que los domingos son sólo de mondongo y los sábados son de mondongo, chocolomo y relleno negro.
Nacida en Huhí, pero con varios años de vivir en Kanasín, dijo que éste es un secreto de su madre y pasará de generación en generación, ya que dos de sus hijos, Liliana y Fray, la ayudan en la venta y han mostrado interés en aprender su preparación.
Vale la pena
Hortencia Sosa, quien hacía cola muy temprano para comprar el guiso, señaló que valió la pena madrugar para alcanzar mondongo, ya que la semana pasada se quedó con las ganas y aunque compró en otro sitio no fue igual. Hortencia Sosa es de Chelem puerto, aunque dijo está de visita en el fraccionamiento Pacabtún.
“El sabor es inigualable ya habíamos probado en otro sitio y no se asemeja, nunca creímos que esta comida tenga tanda demanda”, dijo Pedro Hoil, vecino de Flor de Mayo.
Mientras, Marilú Pat aseguró que desde que descubrió donde se vende el mondongo, ya no come cochinita los domingos, pero en su familia están pensando comerla cada 15 días. Es originaria de la colonia México desde donde se desplaza a Kanasín.
SY