Yucatán

Há y Uinic, el amor prohibido que dio origen a las aguas de los cenotes en Yucatán

Los celos de una madre fueron suficientes para alejar a su hija de todo el mundo, y desterrarla a las profundidas de la tierra
Un día, la joven Há salió a dar un paseo. Deseaba estar sola y disfrutar de un momento de libertad, pero no imagino que cambiaría su vida / Especial

Es bien sabido que en Yucatán no hay ríos, ni lagos, y el agua se puede encontrar por debajo de la tierra, en los muy conocidos cenotes, sin embargo ¿alguna vez te explicaste por qué sucede eso? Bueno como casi todo, esta situación nace a raíz de una leyenda. 

La diosa de la Tierra, llamada Luum Cab, sólo tenía una bellísima hija de nombre (agua), a la cual amaba sobre todas las cosas. Eran inseparables y toda la felicidad de la madre era estar siempre al lado de su hija.

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Un día, la joven Há salió a dar un paseo. Deseaba estar sola y disfrutar de un momento de libertad. Sus pasos la guiaron a un lugar muy escondido de la selva, a un sitio especial. Era la morada del dios Uinic (hombre), un verdadero paraíso: ahí vivían guacamayas y colibríes; los árboles estaban cargados de deliciosos frutos y las flores esparcían delicados aromas en el aire.

Uinic, quien descansaba bajo una ceiba, sólo le tomo un segundo para quedar enamorado de la belleza de la joven, pero al querer hablarle, ésta desapareció. Sin embargo, la joven quedó fascinada con el lugar y regresó al día siguiente.

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Uinic, enamorado, la invitó a volver cuando quisiera. Pasaron los días y sucedió lo que estaba escrito: Há se enamoró del hermoso dios. Pero esto fue prontamente estaría acabado, ya que su celosa madre al saber de este romance, tomó a la joven Há y mágicamente la llevó a las profundidades de la tierra, donde la escondió.

“¡Nadie te podrá ver ni escuchar, mucho menos tu amado Uinic!”, le dijo. Sin embargo, Uinic buscó a Há por todos los rincones del Mayab. Hasta que un día, desesperado y triste, se puso a llorar junto a unas rocas. Su llanto llegó a los oídos de Há, quien comenzó a llamar a grandes voces a su amado. Siguió su voz hasta dar con una pequeña gruta y se introdujo en ella. Bajó y bajó. Al descubrir a Há se percató de que no podría rescatarla, pues estaba en lo más profundo de la gruta.

Usando sus poderes mágicos, regresó a la superficie, derribó un gran árbol e hizo una escalera de madera para que Há pudiera subir, y así pudieron estar juntos y amarse. Por eso aquí en el Mayab, valoramos el agua que se encuentra en las profundidades de la tierra, como un recordatorio del amor de Uinic por Há.

Con información de Today

SY