Yucatán

'Cha Chaac', la ceremonia maya para que llueva en Chechmil, Yucatán

La ceremonia fue encabezada por el Ah'Men, Aurelio Balam Cupul
La ceremonia se realiza para pedir buenas cosechas / Efraín Valencia

Beneficiarios del programa “Sembrando Vida” están rescatando las tradiciones mayas y, en un ambiente de solemnidad, llevaron a cabo la ceremonia del Chá Chaac en la localidad de Chechmil, municipio de Chemax, ritual que encabezó el Ah’Men, Aurelio Balam Cupul, para pedir por las lluvias y poder lograr las cosechas del campo.

Los beneficiarios del programa “Sembrando Vida”, denominado como Cac Chechmil, junto con el facilitador Roque Avilés Lizama; el técnico social, Cristian Miguel López Arcos, y el técnico productivo, Carlos Nemías Cámara Caballero, realizaron el evento denominado “Rescatando la cultura maya” (Chá-Chaac), como parte de la estrategia del plan.

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La ceremonia inició a las 7:00 y concluyó a las 16:00 horas en el vivero comunitario, donde se pidió a los dioses que derramen la lluvia en sus unidades productivas para lograr mejores cosechas y un excelente desarrollo de los árboles frutales y maderables.

El sacerdote maya, Aurelio Balam Cupul, bendijo el lugar y los integrantes del vivero prepararon el xcanché o altar elaborado con maderas amarradas con la corteza de majahua, cubierta de ramas de shin che’ y elemuy.

Los sembradores del pueblo se dieron a la tarea de preparar el pib para enterrar los noj’huas o panes grandes de siete capas elaborados de masa de maíz, pepita y frijol, envueltos en hoja de plátano. También prepararon el sacaa’j (bebida de maíz cocido sin cal y endulzado con miel de abeja) y el balché (bebida hecha a base de corteza del árbol del mismo nombre, fermentada en aguamiel por varios días) y el cho’koob o c’ool (cocido de masa de maíz disuelta en el caldo, donde se cuecen las gallinas, achiote, tomate y sal, que se sirve con la carne preparada).

Aunque las tradiciones no permitían la presencia de mujeres, en esta ocasión fue notoria la participación de ellas, ayudando a beneficiar los pollos que sirvieron para la comida.

Después de que el Ah’Men realizó la ceremonia, los sembradores y sus familias convivieron luego de que los dioses tomaron la gracia de los alimentos.

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Pasado un rato, el ritual fue aceptado por los dioses, ya que el cielo se nubló y dejó caer sus aguas frescas para beneficio del campo.