Yucatán se ubica en la tercera posición a nivel nacional con mayor tasa de suicidios y cerró el 2020 con 246 casos registrados, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). En lo que va del 2021 se han presentado 167 muertes por esta causa.
Para el Dr. Gaspar Baquedano, titular del proyecto Escuela de Conciencia (ECO) y encargado del Programa Integral de Atención al Suicidio (PIAS) del Hospital Psiquiátrico “Yucatán”, el suicidio es un fenómeno multifactorial que requiere una atención en la prevención que vaya más allá del enfoque médico, con una visión social que atienda los muchos factores que inciden, uno de ellos la reciente contingencia por la COVID-19.
De acuerdo con el informe sobre las “Características de las Defunciones Registradas en México durante 2020”, del INEGI, la entidad se ubica en la tercera posición nacional con una tasa de suicidios de 10.4 por cada 100 mil habitantes, sólo por detrás de Chihuahua, que tiene una tasa de 14.4, y Aguascalientes, con 12.6.
El Instituto indicó que el año pasado se cerró con 246 presuntos suicidios, que representan el 1.32 por ciento de las muertes totales ocurridas en Yucatán por diferentes causas, las cuales sumaron 18 mil 631.
Los datos del INEGI muestran que este 2021, en el primer semestre se dieron un total de 163 casos, a los que se suman cuatro más que se han presentado en los últimos días, para un total de 167 en lo que va del año.
El especialista destacó que Yucatán siempre se ubica en los índices más altos en el tema del suicidio, pero dijo que este fenómeno se debe ver como algo multifactorial y que no sólo tiene que ver con lo médico.
“El problema principal es que se ha medicalizado el suicidio y se piensa que es un asunto de médicos, del gobierno, de la Secretaría de Salud, como se maneja el dengue, por ejemplo”.
“Pero si medicalizamos el suicidio vamos a seguir pensando que estas instancias van a resolver el problema y lo que se debe hacer es tener una visión más social, de conciencia comunitaria, de atención a la pobreza y muchos otros temas que inciden”, dijo.
Reiteró que al suicidio se le debe ver como algo en lo que inciden muchos factores, como la depresión y otras afecciones mentales, pero también los problemas familiares, económicos, el aspecto cultural e incluso la pandemia.
“Creo que la pandemia juega un papel muy importante, porque muchos negocios se han colapsado, el nivel de vida ha cambiado drásticamente, los niños están encerrados en la casa, sin amigos, y creo que a veces no estamos preparados para interactuar”.
“Se trata de un conjunto de cuestiones donde, incluso, lo económico juega un papel muy importante, lo social, el aislamiento, como que no estamos preparados para esta situación. Se han dictado medidas muy importantes en el ámbito de la higiene y la salud, pero no se ha ahondado mucho en esta problemática del encierro, de la desconexión con amigos, de la interacción con los grupos sociales, hay que agregar una situación económica, todo configura una imagen de una sociedad que está muriendo y que también se está matando a través del suicidio”, expuso.
El factor cultural, dijo, también es un aspecto relevante, ya que, desde la época prehispánica, incluso, se tenía una deidad con respecto a este tema y el suicidio, en este sentido, se mira como algo normal, sobre todo en las áreas rurales.
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“También hay que agregar la pobreza que hay detrás de la imagen turística y de bienestar que nos venden. Hay que tener todos estos factores en cuenta, no sólo lo médico”, insistió.
GH