Al cumplirse 40 años de haber sido decretado Patrimonio de la Nación, el 18 de octubre de 1982, el Centro Histórico, el corazón de Mérida, el segundo más grande en el país, se desmorona y de seguir la devastación que han sufrido sus edificios en las últimas cuatro décadas, en un tiempo similar no quedará piedra sobre piedra que tenga algún valor patrimonial.
La Dirección de Desarrollo Urbano municipal reconoce que hay 338 casonas con notable estado de deterioro en el primer cuadro de Mérida, de las cuales cuatro están a punto de colapsar irremediablemente.
Buenas calificaciones
Delimitado y declarado como Patrimonio de la Nación en 1982, el Centro Histórico recibió las más altas calificaciones, ya que conservaba en una gran extensión edificios históricos construidos desde el siglo XVI hasta fines de la época porfiriana o del auge henequenero, a principios del siglo XX. En ese entonces, fueron considerados 572 edificaciones como monumentos históricos.
Un estudio de la Universidad Autónoma de Yucatán, realizado hace una década, reveló que el 34.27 por ciento de esos 572 predios había sufrido una modificación ilegal e irreversible; en pocas palabras, esos monumentos perdieron su valor histórico. Además, solo el 48.08 por ciento se había mantenido sin modificación alguna.
En esas fechas, la Dirección de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Mérida había detectado 318 predios con notable estado de deterioro, mientras que de 2019 a 2022 se agregaron 20 edificaciones más al catálogo, es decir, totalizan 338. De estos, cinco estaban a punto de derrumbarse; pero el 9 de agosto pasado, como publicó POR ESTO!, la pared de una casona, ubicada en la calle 59-A con 78 del Centro de Mérida, cedió mientras su dueño estaba adentro. Se trató del derrumbe parcial del edificio de 15 por 6 metros, una estructura de mampostería y madera.
Con la temporada de lluvias -que no termina sino hasta el 30 de noviembre-, el peligro se extiende a las demás casonas históricas que poco a poco han comenzado a ceder, como sucede con un predio que se encuentra a espaldas del Paseo de las Bonitas.
El colapso
El problema es que, al ser predios privados, las autoridades se dicen “atadas de manos” para intervenir en su rescate, por lo que solo atestiguan cómo se colapsa nuestro pasado histórico. “Debido a que la mayoría de los predios en abandono son particulares, tanto las autoridades municipales, estatales y federales como el Instituto de Antropología e Historia (INAH), así como nosotros, nos vemos obstaculizados en las labores de restauración en los predios en abandono y en especial los cuatro que están a punto del colapso”, apuntó Luis Roche Correa, presidente del Patronato de Preservación del Centro Histórico.
Si bien es cierto que hay predios en el abandono por estar intestados o en líos legales, la mayoría de los propietarios prefiere que se derrumben para luego edificar algo diferente, debido a los altos costos que les representa respetar los lineamientos que les impone el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para la restauración y conservación del inmueble histórico.
El delegado del INAH, Arturo Chab Cárdenas, reconoció que existen cuatro predios en condiciones ruinosas, pero aseguró que si bien existen condiciones para salvaguardarlos; de hecho, descartó que estén esperando su caída para construir nuevas estructuras. Aseguró que esto es “leyenda urbana”: “Es falso, la Ley obliga a los propietarios a reconstruir los inmuebles como lo determine el INAH”, apuntó.
Pero el INAH no tiene el suficiente número de inspectores para frenar el deterior de las casonas ni la capacidad legal para obligar a sus propietarios a restaurarlos o evitar su derrumbe, por lo que más tarde que nunca la ciudad está perdiendo su patrimonio edificado, ya sea por el abandono de los predios o por su transformación en comercios que poco a poco le van robando su valor arquitectónico.
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JG