Pobladores creen que debido al meteorito que impactó el planeta hace millones de años en Chicxulub, fue el origen de los más de 7 mil cenotes que hay en la Península de Yucatán. Sin embargo, en las milpas mayas cuando los parcelarios comenzaban a realizar la búsqueda de un pozo para poder extraer el agua dulce que serviría ya sea para el riego de sus cosechas o para darles de beber a sus animales, comenzaban a descubrir que más que solo agua, había vida, pues la presencia de los peces llamados bagre, era considerado parte de una vena de algún cenote mayor que conectaba a dicho pozo.
Desde ese entonces los milperos han aprovechado para cuidarla y protegerla, ya que el agua no suele secarse a comparación de los pozos que son creados excavados.
Martin Pacheco, parcelario de esta localidad, explicó que es mucha la suerte que llegue a tener una persona que de manera inesperada llegue a encontrar un cenote cercano a su parcela, ya que con frecuencia este tipo de pozos suelen estar en la profundidad de los montes.
El campesino afirmó que para que el agua pura pueda salir del suelo, se tiene que excavar aproximadamente cinco metros, pero en la mayoría de las veces cuando no se estudia el área que se utilizará, ocurren los intentos fallidos, no se busca la vena y se tiene que realizar otra excavación hasta dar con el punto del agua.
El entrevistado recalcó que un pozo realizado de propia mano, suele costar bastante, pues se invierte en mano de obra de tres personas y pólvora para poder reventar las piedras grandes que hay durante la excavación, ya que contratar una maquinaria para que vaya hasta la milpa, costaría aproximadamente 5 mil pesos, además que los caminos no son muy favorables para que entre una máquina de gran tamaño por las ramas de los árboles que hay en los costados y lajas grandes que suele haber en el suelo.
Al ser un pozo bastante angosto y trabajado, Martín asevera que nadie puede meterse, pues se cree que los antiguos decían que los pozos que son cenotes, están curados y hay aire acumulado dentro de ellos, ya que los mayas solían hacerle rituales para que nadie pueda entrar en ellos.
Gracias a la ayuda de la luz del Sol cuando refleja por las mañanas, se puede apreciar algunos de los peces nadando, el agua cristalina y las rocas que hay en el fondo. El campesino dijo que nunca se ha atrevido a introducirse para observar y ver el tamaño que es el pozo subterráneo, ya que respeta las creencias que se cuenta y prefiere estar en paz y tranquilo, puesto que con los rituales no se juega, siempre hay que tenerles respeto.
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CC