Luego que se diera a conocer la desaparición del pescador Erick Estrada, la búsqueda continúa con resultados infructuosos; hasta el momento, solamente pudo ser rescatado con vida su sobrino, Uenner P.T., quien sostuvo que la última vez que vio a su tío estaba sujetado a una nevera.
Pobladores de esta comunidad y del sector pesquero, al enterarse de que una embarcación del puerto de Celestún se volcó en altamar por los fuertes vientos que azotaron en las costas yucatecas desde el sábado por la noche, de inmediato un grupo de compañeros de Erik Estrada salieron en su búsqueda; lamentablemente, hasta ayer sin resultados.
Ahora con el inicio de la veda del mero, los hombres de mar buscan otras alternativas en la pesca, una de éstas es la práctica del “licero”, que consiste en una captura elaborada en altas horas de la noche por medio de una lámpara y un cordel, dicho método se utiliza para la captura del cazón y el carito, especies que se encuentran a gran distancia de las costas de Celestún.
Los habitantes del puerto indicaron que los pescadores náufragos son del municipio de Champotón, del vecino Estado de Campeche, y que apenas hace unos meses llegaron al puerto de Celestún; por tal razón, alegaron que por su inexperiencia desafiaron los límites de la pesca ribereña, la cual consiste en aproximadamente 20 millas náuticas, pero si no contaban con una embarcación adecuada para aguas profundas se arriesgarían demasiado; a eso se suman los vientos del fin de semana que, seguramente, fueron la conjunción de circunstancias que derivaron en que el bote volcara, además de que no contaban con chalecos salvavidas.
Se sabe que Erick Estrada y su sobrino Uenner P.T. salieron de pesca el sábado por la tarde y que navegaron hacia el barlovento (parte de donde viene el viento), a una distancia mayor de las 26 millas náuticas, donde el viento sopla con mayor fuerza y, para llegar hasta esos lugares, se requiere de experiencia y de una embarcación previamente adaptada con orillas altas.
Ruperto Gracia y Álvaro Mendoza, expertos pescadores del puerto de Celestún, comentaron que la vida del hombre de mar no es nada fácil y muchas veces por la necesidad económica se ven prácticamente obligados a arriesgar sus vidas, aún más cuando comienza la veda del mero, pues la situación se complica.
“Hay que remarcar que una de las alternativas de pesca es el cazón y el carito, pero son especies que habitan en zonas lejanas, en ocasiones se viaja hasta las 50 u 80 millas en altamar, llegas hasta el Golfo, esto ya sólo por la distancia es de alto riesgo, además se debe agregar que la pesca es de noche y que los vientos incrementan su fuerza por estar en mar abierto”, indicó Gracia.
“Somos pescadores, pero la verdad en estas épocas preferimos trabajar en tierra firme”, sostuvo Mendoza, el otro hombre que se encontraba en el lugar de la entrevista, mientras ambos realizaban las fajinas de un programa de apoyo a los pescadores.
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CC