Dos años parece tiempo suficiente para adaptarse al uso del cubrebocas y a los protocolos de ingreso a los establecimientos del Centro de Mérida.
Sin embargo, hay gente en este punto de la pandemia que todavía se muestra reacia a seguir las indicaciones de salud.
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“Es de la cultura y la educación de cada quien”, dijo un padre de familia, quien llevaba puesta la mascarilla, al igual que su esposa y sus dos hijos. Sólo se la retiraron para ingerir algo durante su día de paseo.
Asimismo, se vio a muchos turistas que recorrieron varios puntos de la ciudad sin la protección adecuada. “Se les debería insistir en que se lo pongan”, dijo una vecina de Francisco de Montejo. “En espacios públicos quizá es complicado, pero igual se les debe invitar a que se lo pongan, pues tampoco lo hacen en lugares cerrados”, agregó.
Al respecto, un empleado que se encarga de tomar la temperatura en conocida tienda departamental comentó que le toca lidiar con esa “resistencia”.
“Se les explica que es el procedimiento, pero me ha tocado que la persona reaccione de mala forma y te digan ‘hasta de lo que te vas a morir’, eso sólo por pedirles que se pongan el cubrebocas”, recordó.
Poco antes de la charla atendió a un individuo que no llevaba la mascarilla. “No la traía puesta, pero se la colocó en la entrada. No tardó adentro y se la volvió a quitar apenas salió”, detalló el vigilante. “Y además el cubrebocas que se puso se notaba que era de los materiales de menor calidad. En realidad, así no hace nada”, apuntó.
“Se nota que no era de acá. No sé cómo andarán (de contagios) en el lugar donde vive para que él considere que puede andar así”, añadió. Señaló que el choque con los turistas es frecuente. “Se les comenta que son disposiciones de la tienda, pero luego hasta se ofenden cuando les das gel. He tenido que llamar a la jefa de seguridad”, recordó.
“Puedes entender que, de repente, ya estén cansados de esto, pero en mi caso llevo dos años así, con cubrebocas y careta”, expuso. “A nosotros nos compete lo que es el interior de la tienda, pero en el resto de la plaza los demás vigilantes deberían ser más estrictos, pues desde aquí ves que muchos no lo usan o lo usan mal”.
“Yo creo que la gente se confía”, dijo por su parte Karla Uc, al señalar que “creen que se puede andar con normalidad”, con el semáforo epidemiológico en verde y las vacunas.
Consideró una falta de respeto de los visitantes que no se cubran las vías respiratorias como se recomienda. “Estamos todos en el mismo sitio. Quizá ahorita en un lugar descubierto no hay tanto problema, pero hacen lo mismo en sitios cerrados”, agregó la joven.
Su acompañante, de nombre de José Benicio, la secundó: “No debería ser así. Uno ya está acostumbrado (a los protocolos)”, aseveró, por lo que no entiende la negativa de algunos.
Esa forma de manejarse del turismo, normalmente es “de parte de los europeos”, de acuerdo con testimonios de empleados de hoteles.
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CC