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Megagranjas de cerdos en Yucatán: Estudio propone cierre gradual de los 257 criaderos de Kekén

Según el estudio “Mega granjas de Cerdos en Yucatán”, el 47% de las 257 granjas que están en Yucatán se ubican en zonas de conservación natural ?
La agrupación ejidal constituida legalmente en una Sociedad de Producción Rural, aporta tierra, agua e instalaciones
La agrupación ejidal constituida legalmente en una Sociedad de Producción Rural, aporta tierra, agua e instalaciones / Pável Jurado

Un estudio señala que el crecimiento exponencial de las granjas Kekén en Yucatán, generalmente a través de un modelo de aparcería con otras empresas o grupos ejidales, debe frenarse a través de una Comisión de Vigilancia, aplicar una contraloría ciudadana y proceder a una clausura gradual de las mismas.

De acuerdo con el estudio “Mega granjas de Cerdos en Yucatán”, presentada por la maestra Teresa Vaught Charruf, que sirvió para integrar la propuesta al Plan Hídrico Regional 2021-2024 del Consejo de Cuenca, el 47% de las 257 granjas están establecidas en regiones consideradas de alta prioridad para la conservación de la biodiversidad.

Grupo Kekén es uno de las más importantes en el estado, de su producción, el 20% se encuentra en esquema de aparcería con ejidatarios en 18 sociedades de producción rural y 80% de aparcería con grandes empresarios y es responsable del 40% de las exportaciones a Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Canadá, Hong-Kong y China, entre otros.

Se requieren además estudios de calidad de agua en las comunidades y zonas cercanas a las megagranjas y a través de la Contraloría Ciudadana, trabajar junto con el Consejo de Cuenca del Agua de Yucatán y promover la educación y participación comunitaria para el ejercicio de sus derechos humanos, ambientales y comunitarios.

Para empezar, se debe revisar cuáles son las granjas instaladas del Grupo Porcícola Mexicano, conocido como Kekén, en reservas naturales y cancelar sus permisos a la brevedad posible, cerrándolas gradualmente, medir el impacto de la contaminación y aplicar el principio precautorio como marcan las leyes vigentes.

POR ESTO! publicó que en el caso particular de la granja PAPO, en Homún, aparcera de Kekén, engañó a las autoridades sobre el daño que causaría al medio ambiente: enterró un cenote y nunca informó que había dos en sus inmediaciones, a escasos 1.5 kilómetros de distancia, y también el nivel de consumo de agua pretendía ser estratosférico de 2 mil 65 millones 446 mil 640 litros anuales y descargar al subsuelo 419 millones 629 mil 550 litros de agua contaminada en la zona de reserva hidrogeológica conocida como Anillo de Cenotes. La actividad de la granja se suspendió desde hace un año y aún continúa el litigio.

Algo semejante también sucede en el caso de la megagranja Kankabchén II, donde la población de Sitilpech, comisaría de Izamal, la detectó a tiempo, promovió un amparo y obtuvo la suspensión definitiva de actividades en tanto se realizan las investigaciones, pues esa aparcera de Kekén pretendía criar 49 mil cerdos.

 Además, mintió a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) al reportar la operación de extracción de agua de un pozo, cuando en realidad había perforado tres. Los reportes de estudios químicos también revelaron que las aguas expulsadas por las plantas de tratamiento tenían niveles superiores a los permitidos de coliformes fecales, grasas y aceites.

Revisión y vigilancia

De acuerdo con este estudio, lo primero que se tiene que hacer con las granjas del Grupo Porcícola Mexicano, conocido como Kekén, y que pertenecen a KUO, conglomerado de empresas fundadas en 1973 por Manuel Senderos Irigoyen, es revisarlas, integrar una mesa de diálogo para la vigilancia de sus operaciones y que participe la población, el pueblo indígena, al cual nunca se le consulta.

En este trabajo de Vaught Charruf participaron Cuauhtémoc Jacobo y recibieron la colaboración de Claudia Durán, Mario Arnal y Mario Morales y revisaron lo que Kekén está haciendo con sus aparceras de los municipios de Kinchil, Celestún y Uayalceh, donde también están causando daño a la naturaleza.

En la Península de Yucatán se encuentra el 14.2% de las granjas porcícolas identificadas en México y 89% de las granjas de toda la Península. De acuerdo con algunos números, en el 2018 se sacrificaron 1 millón 875 mil 890 cerdos en la Península de Yucatán, que equivaldría a llenar 21 veces el Estadio Azteca. Según las cifras del 2021, del “Compendio de Come-Carne”, el Estado produjo en ese año 155 mil 497 toneladas y se ubica en el cuarto lugar nacional de producción, por debajo de Jalisco, Sonora y Puebla.

Daño a cenotes

Vaught Charruf señala que las granjas están ubicadas en las partes planas de Yucatán, donde generalmente están los cenotes, convirtiéndolas en las principales fuentes de contaminación por estar en el Anillo de Cenotes y en las áreas protegidas como las empresas fincadas entre Kinchil y Celestún, donde vierten agua al mangle y llega hasta la Ría de Celestún, dañando el ecosistema.

Explicó que identificaron que 122 granjas porcinas están establecidas en regiones

 consideradas como “sitios de atención prioritaria para la conservación de la biodiversidad” y “sitios en restauración”, entre otros aspectos de política de conservación y protección de acuerdo con los ordenamientos ecológicos vigentes en la Península de Yucatán.

Basado en información del doctor Francisco Bautista Zúñiga, especialista en temas de agua por parte de la UNAM, unos 50 mil cerdos generan alrededor de 75 toneladas de excremento por día, unos 2 mil 250 toneladas al mes y como los cerdos se bañan diariamente una o dos veces se genera un gran volumen de aguas residuales, a lo que hay que sumar los metros cúbicos de agua que se utilizarían en el lavado de los chiqueros.

La acumulación de nutrientes sólidos suspendidos, coliformes y la infiltración de nitratos (NO3) contaminan los mantos freáticos, al tiempo que provocan la acumulación de metales pesados en la capa superficial del suelo. En el caso del aire, la degradación microbiana de las excretas produce emisiones de amoniaco (NH3), sulfuros de hidrógeno y gases de efecto invernadero (GEI).

Obtienen concesiones

Las granjas porcinas han conseguido concesiones para extraer grandes cantidades de agua (media alberca olímpica diaria), usan agua como medio de transporte de la materia fecal en lugar de recogerla en seco con pala, evitan pagar sueldos de más trabajadores Y contaminan doblemente el ambiente. Las concesiones para extraer agua parten de la premisa “Abundancia de agua en la PY”; sin embargo, esa premisa es falsa, afirma Teresa Vaught Charruf.

Los dueños de las granjas se acogen a la NOM-001, que ya es obsoleta para los tiempos actuales, hay una gran cantidad de consultores ambientales que engañan a los dueños de las granjas prometiendo equipos y procesos “novedosos” que no funcionan y operan sosteniblemente en las condiciones ambientales de la PY.

Dijo que la NOM debe tener excepción por nuestro suelo kárstico, se está teniendo una contaminación enorme en un pretratamiento de agua, porque no es un tratamiento lo que hacen; tratamiento sería que tuvieran niveles de nitrógeno, fósforo, DBO5 o sólidos suspendidos, que no tienen porque la norma dice que para riego no aplica; por eso debe hacerse la excepción, porque en nuestro suelo sí debe aplicar.

Los habitantes de Kinchil explican que en el monte hay una red de tuberías que sirven de desagüe para transportar aguas negras de la empresa Kekén, es decir, heces fecales y orina de los cerdos, aseguró. 

 Varias irregularidades

Vaught Charruf explicó que en el caso de los habitantes de Uayalceh y la relación que tuvieron con el Grupo Porcícola Mexicano (Kekén), hay varias irregularidades: Promesas falsas para que firmen contratos a 50 años, como que serán socios y ganaran 50% de las ganancias, una vez que firman el contrato de aparcería, los endeudan, consiguen, tierra, y agua, comienzan a pagarles y poco a poco les van quitando sus derechos laborales, más que socios se vuelven empleados sin voz, ni voto y con pésimo trato y cero garantías legales.

Contrato

Integrantes de la sociedad ejidal señalaron que firmaron un contrato de aparcería con el Grupo Porcícola Mexicano (Kekén) desde 1992, en el acuerdo se establece lo que originalmente aporta cada parte al proyecto: La sociedad ejidal constituida legalmente en una Sociedad de Producción Rural (SPR), aporta tierra, agua e instalaciones, y la planta aporta los cerdos, los procedimientos de producción y mercado.

El terreno ejidal de uso común fue donado al grupo de trabajo en asamblea ejidal y las instalaciones fueron construidas con recursos crediticios a nombre de las SPR ejidal y apoyos del Gobierno, Kekén no aportó un sólo peso. Señalaron que el contrato es muy ambiguo en la repartición de las ganancias y costos, aunque en la práctica ellos absorben los costos y la planta las ganancias.

A pesar de las diversas formas de contaminación que está causando en Yucatán la empresa Kekén y sus filiales, en su página oficial https://kuo.com.mx/transparencia aseguran que se prohíbe comprar productos o contratar servicios con proveedores que cuenten con historial negativo dentro de las empresas de Grupo KUO, así como a aquellos proveedores de bienes y servicios que no presenten la carta de adhesión al Código de Conducta y la Carta de Cumplimiento ESG debidamente firmada.

Transparencia

Dicen que están “comprometidos con la transparencia, Grupo KUO y todas sus empresas, solicitamos el cumplimiento y la integración al expediente de todos nuestros nuevos proveedores la Carta ESG (Environmental, Social & Governance) misma que ratifica que nuestros proveedores de bienes y servicios mantienen las mejores prácticas ambientales, anticorrupción y laborales…”

 

JG

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