Desde hace una década hay una tendencia al alza de buscar a un padre por catálogo, esto es parte de la nueva composición social en Yucatán. De acuerdo con el Instituto Vida, el 10 por ciento de las mujeres que acuden al médico especialista buscan un embarazo de padre por catálogo, es decir, del banco de semen.
Un padre de catálogo puede costar hasta 8 mil pesos cuando se trata de origen nacional o 15 mil pesos si es extranjero, sin tomar en cuenta el seguimiento y tratamiento in vitro, cuyo costo total -todo el proceso- puede llegar a costar 100 mil pesos.
Este proceso es llevado con mucho rigor por tratarse de un proceso especial y ético, tanto para la mujer que sigue el trámite para quedar embarazada como de quien aportó el semen, que generalmente es de otra entidad o de alguna parte del país, pero no de Yucatán. Se han dado casos de mujeres que compran por catálogo en el extranjero y el semen llega al Instituto Vida y se procede a la inseminación.
El doctor Álvaro Pérez May, director Médico del Instituto Vida de Mérida, dijo que la ley mexicana tienen ciertos niveles de control cuando se trata de inseminación in vitro, por ejemplo, las mujeres que buscan un padre para sus hijos lo hacen en catálogo pero sin la figura o retrato reciente, sino que sólo se presenta a través de un código numérico.
Ese código contiene datos específicos del donante pero sin mencionar su nombre o apellidos. Por ejemplo, el código X tiene peso, talla, edad, profesión, color de ojos, cabello, estructura ósea y antecedentes de familia.
Aunque en Mérida nunca se ha dado el caso, en otras partes del país los hijos preguntan quién es su padre y sólo mediante un proceso judicial, siendo ellos ya grandes, el Instituto puede revelar el nombre de quien aportó el semen.
La tendencia más reciente, dice el médico, es de homoparentales, es decir, de mujeres que al formar una pareja quieren tener un hijo y buscan este proceso. Hasta ahora es del 1%, lo que representa una cantidad mínima; sin embargo, este fenómeno va creciendo, porque la ley ya permite el matrimonio igualitario.
El Instituto Vida de Mérida lleva 16 años otorgando el servicio de banco de semen y 20 años en León, Guanajuato, donde está la casa matriz. En el país hay siete y cuentan con el certificado de salubridad oficial.
Aquí en Mérida no hay gente que haya aportado semen, generalmente el banco se nutre de otras entidades del país, pero no se revelan detalles por confidencialidad.
No obstante, el proceso suele ser riguroso, por ejemplo, una persona que haya participado se le da un seguimiento de dos años para descartar que tenga alguna enfermedad como hepatitis B o C y VIH/Sida y después de ese tiempo, el material se libera y queda en el banco, listo para ser comercializado.
El médico explicó que en el caso de la mujer o la pareja que solicita la inseminación sigue un procedimiento de revisión para conocer su estado de salud y dejarla lista para el tratamiento in vitro. Este tiempo varía de acuerdo con la mujer, pues algunas pueden tener algún tipo de enfermedad o limitante por edad o algún detalle médico que tiene que salvarse con el debido tratamiento.
Una muestra de código (semen) tiene un costo que puede ir de 4 a 5 mil y de 7 a 8 mil, según las condiciones que contenga el código y en el caso de códigos de varones extranjeros puede llegar a 15 mil pesos.
El doctor explicó que todo el tratamiento, la muestra, la atención médica de seguimiento y la inseminación in vitro puede va de 90 a 100 mil pesos.
Está sucediendo una tendencia importante en Yucatán. Explicó que la clínica atiende a mujeres que antes estaban ligadas pero que ahora quieren tener otro hijo de su nueva pareja, y viceversa, un varón que le había cortado los conductos seminales ahora quiere de nuevo ser padre. Para todo hay procedimiento, afirmó el médico.
Actualmente, dijo, la infertilidad en general es del 30%, es decir, entre 3 o 4 mujeres tienen problemas para embarazarse. La tendencia también está cambiando, pues la infertilidad en el varón es del 50%, que está relacionada con el hábito de la modernidad: el trabajo, el sedentarismo, el consumo de drogas y la edad.
En el caso de la mujer, la infertilidad la marca la edad. Generalmente, su nivel de ovulación empieza a decaer, mientras que un varón puede fecundar hasta los 80 años.
Sin embargo, los tratamientos permiten mejorar los pronósticos.
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JG