Después de diez días de festividades, la agrupación de palqueros de Huhí salió muy temprano para el desmantelamiento del ruedo, en su mayoría jóvenes y adultos se encargaron de desatar las maderas y palos, así como el desarme de la herrería para el caso de los palcos elaborados con ese material.
Don Julio Tun y su hijo Manuel Tun, comentan que comenzaron desde anoche después de concluir la última corrida, “anoche desatamos todo, para que al amanecer se traiga la camioneta y se transporte todo a la casa” señalaron. Hasta el medio día, apenas quedaban algunos maderos por recoger y en el lugar solo estaba de pie el palco del Ayuntamiento, que esperaba ser desmantelado en el transcurso del día, luego de que la cuadrilla de trabajadores municipales concluyera con la recolecta de basura.
De manera general, en opinión de don Julio y don Manuel, así como de los demás palqueros, las corridas de toros dejaron un buen sabor de boca, tanto en lo que respecta al entretenimiento como en lo económico. En el primer aspecto, los entrevistados consideran que se vivió un ambiente completamente familiar, en el que incluso hubo cabida para numerosos visitantes que llegaron para disfrutar de la fiesta brava.
En el plano económico, los palqueros sienten que obtuvieron buenas ganancias del espectáculo taurino. Trascendió que en este rubro las utilidades fueron de la misma magnitud que lo que se hacía en las fiestas hasta antes de la pandemia, con el aditivo de que dos años sin festividades motivaron por mucho la participación de las familias en las actividades de entretenimiento.
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CC