Prestadores de servicios piden sanciones contra los ejidatarios, artesanos y guías de turistas que bloquearon la carretera 180 e impidieron el acceso a la zona arqueológica de Chichén Itzá, por las pérdidas millonarias que tuvieron y exigieron garantías de que el problema no se repetirá.
Tras la apertura de la zona prehispánica, después de que los manifestantes se retiraran como paso previo a lograr acuerdos con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los prestadores exigieron que la afectación no quede impune, pues consideran que hubo faltas a la ley de los inconformes.
Además, comentaron que entre ellos cunden la incertidumbre y el miedo de que se vuelva a realizar otra manifestación y que, de nueva cuenta, dañen sus ingresos y la economía de sus familias; citaron reportes del INAH que señalan que los 10 días que duró el bloqueo “se perdieron” 70 mil visitantes al sitio, lo que representó un duro golpe para quienes viven de la derrama económica que dejan los turistas en las comunidades cercanas a este sitio.
Los afectados solicitaron a las autoridades responsables de las negociaciones con los manifestantes que se garantice que no haya un nuevo cierre en la zona arqueológica, porque, mientras el conflicto no se resuelva, está latente un nuevo bloqueo.
“Nadie nos garantiza que la próxima vez, cuando se moleste otro artesano, o un guía de turistas o los ejidatarios, vuelvan a cerrar impunemente alguna otra zona arqueológica y a ellos no les va a pasar nada porque no cometieron ningún delito, porque no causaron ningún problema, pero sí lo causaron porque dejan sin comer a muchos otros”, aseguró Jorge Escalante.
Asimismo, las empresas que se dedican a realizar tours a las zonas arqueológicas señalaron que, cada que los ejidatarios de algún municipio se molestan y deciden hacer protestas, terminan por afectar la economía de personas que no se tienen la culpa de sus problemas.
“No es que seamos apáticos con lo que les pasa, con eso de que les quitan las tierras y cosas así, pero debemos de admitir que al menos el 50 por ciento de esas personas no trabajan la tierra con el pretexto de que no tienen recursos y quieren vivir a costa del gobierno; pero los programas existen, sin embargo, el conformismo y la esperanza de que los mantengan es más grande; yo tengo familia y Chichén Itzá es la zona más importante que hay aquí: fácilmente perdí 15 tours al sitio y eso es una semana de comida para mis hijos”, expuso, enojado, Armando Cimé Lozada.
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CC