Hace más de cuatro décadas, el vivero de cocos que está ubicado al Poniente del puerto fue pionero en el combate al amarillamiento local y a pesar de que sigue funcionando, actualmente a penas y sobrevive con la comercialización de su producto.
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Doroteo Puc, encargado del lugar, precisó que fue en este invernadero que salieron grandes semillas para reforestar gran parte de la costa yucateca luego de que el amarillamiento letal acabara con esta plantación, esto gracias con el apoyo en su momento del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), ya que realizaba investigaciones de las plantaciones.
El encargado del lugar recordó que en el Gobierno de Víctor Cervera Pacheco fueron llamados junto a otros socios para poder hacer trabajos de reforestación, comenzando desde El Cuyo hasta Celestún, sitios que fueron afectados en aquel entonces por la plaga del amarillamiento letal, que acabó con gran parte de las plantaciones de coco que había en los puertos. “Ese virus mató a muchas plantas de coco, de aquí salieron muchas semillas que llevamos a plantar en toda la costa, incluso aún quedan de esas plantas madres”.
Por ahora, las ventas de las plantas se encuentran bajas, sin embargo, el encargado aún se encuentra dándoles mantenimiento en espera de que en cualquier momento la demanda del coco pueda comenzar a ir viento en popa, ya que tanto en la capital como en la costa hay construcciones que lo solicitan para colocarlos, en su mayoría de gran tamaño: “Hasta ahora no hay venta, pero eso no significa que no las vamos a atender, al contario, hay que seguirle para que el coco pueda tener presentación y sea de calidad”.
El entrevistado mencionó que en el sitio hay una amplia variedad de cocos, como la palma alta del Pacífico, enano, amarillo y dorado, los cuales provinieron de Estados como Campeche, Nayarit y Colima.
Sin embargo, por la gran cantidad de producción de semilleros que hay en la costa yucateca, Doroteo alegó que por el momento la venta de esta planta se encuentra baja, pero que antes de la pandemia su comercialización era bastante alta.
Agregó que los precios van desde los 80 hasta 3 mil pesos, todo dependiendo del tamaño y el tipo de la planta. “Muchas personas ahora hacen semilleros de coco, sin embargo, esta de aquí tiene muchos años y contamos con amplia variedad”, dijo.
Sostuvo que en el terreno cuenta con más de 5 mil plantas de diferentes tamaños ubicados por sus variedades. Agregó que por la abundancia de plantas que hay en el predio, se cuenta con un sistema de riego para poder abarcar todo el lote y la planta pueda estar completa de líquido, además de la limpieza en los alrededores para evitar la propagación de plagas que puedan afectar el vivero: “Hay plaga, son bichos negros, pero por eso se tiene que dar el mantenimiento adecuado al lugar para evitar que esto pase”.
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NM