Ciudadanos que acudieron al cementerioJardín de la Paz se llevaron la lamentable y desagradable sorpresa de que este sitio de supuesto descanso para sus muertos no lo es, pues realmente se encuentra en pésimas condiciones ante la desidia de las autoridades que no ejercen las labores de limpieza para proporcionarle una imagen digna.
Habitantes como Mercedes Hau, Raul Ontiveros y Mariana Huchim irónicamente coincidían en que ya ni muerto puedes descansar en paz en este lugar, ya que incluso sobre las tumbas habían crecido enormes hierbas que los encargados de este espacio público no se dignaron a retirar, pese a que tenían conocimiento de qué cientos de personas visitarían a sus difuntos en este día de su celebración.
En los pasillos también yacía gran cantidad de maleza poniendo en riesgo a quienes caminaban en ellos de ser picados por la hierba o por algún animal ponzoñoso que se escondiese en ella; sobre algunas criptas ya habían crecido plantas de gran tamaño que ya se estaban convirtiendo en árboles, a algunas personas les señalaron que es responsabilidad de los propietarios de las tumbas el limpiarlas; sin embargo, ciudadanos como Zoila Tuz expusieron que de nada sirve, ya que aunque se esmera en la limpieza del espacio de sus seres queridos fallecidos se ve afectada por la gran cantidad de maleza que se encuentra en una tumba contigua y que ya está cubriendo la de su propiedad.
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Por doquier se observaba a la gente tratando de retirar dichas plantas con sus propias manos, externando enojados que por respeto a los fieles difuntos, las autoridades en turno debieron cumplir con las labores de limpieza, tal y como mencionaron Antonia Euan y Sergio Canul indicando que siquiera debieron darles una bienvenida digna y que este espacio deja mucho que desear con su pésima imagen, puesto que mucha gente arriba de otros municipios y estados vecinos.
No obstante, por todos lados también se apreciaban montones de vasos de vidrio que quemaron entre la basura que por prisa tal vez intentaron recoger ante la cercanía de la celebración; varios de ellos estaban quebrados e incluso algunas personas se cortaron al pisarlos al no darse cuenta de su presencia, como le sucedió a Aurora Martín mientras caminaba por uno de sus pasillos.
Otros como Manuel Chuc y Ernestina Gómez puntualizaron que no es justo que los impuestos de los habitantes no se designen siquiera para ejercer labores de limpieza en sitios concurridos como estos, faltando al respeto a las creencias y a la cultura de que para recibir a los difuntos se debe tener todo limpio para que estos no se preocupen por nada en su estancia en este mundo terrenal, pues pareciese que esperaban como la gente cuenta que si los muertos encuentran sucio el lugar que visitan, ellos se encargarían de limpiarlo.
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NM