La siembra de henequén en el Noroeste de Yucatán sigue enfrentando una seria crisis, ahora a más de un centenar de campesinos de Tixkokob y las comisarías de Euán y Ruinas de Aké se les están secando sus pencas, ya que la desfibradora en este último poblado se niega a aceptarlas y prefiere las pacas de Brasil.
Al respecto, los henequeneros, indicaron que el dueño de la desfibradora, Andrés Solís, prefiere comprar las pacas de sosquil de Brasil, que comprar la penca para desfibrar a los henequeneros de este municipio.
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Los hombres de campo Concepción Durán y el Caballo López señalaron que hace meses dejó de funcionar la raspadora de Ruinas de Aké, pues le iban a dar mantenimiento y a pesar de que ya se encuentra en buenas condiciones, el dueño se negó a comprar las pencas o quiere perjudicar a los campesinos.
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“Solís quiere machetearnos el precio, o sea, pretende pagarnos barato el kilogramo y como no accedimos tiene parada la desfibradora. El kilo de la hoja está a 19 pesos la corta y a 20 la larga, pero él quiere pagar más barato”, señaló el henequenero Gonzalo Tzuc Puc
Mientras tanto, dijo que la cordelería sigue trabajando en Ruinas de Aké con la importación de sosquil, para que le salgan más baratos los hilos.
Los parcelarios expresaron que es lamentable lo que les está pasando, pues son los únicos del municipio que aún siembran henequén, pero con el problema que está sucediendo podría acabarse lo poco que queda.
Recordaron que la localidad fue parte importante de la zona henequenera y los campesinos y sus familias dependían económicamente de la actividad del oro verde que vendían en las haciendas que habían alrededor como las Ruinas de Aké, San Antonio Millet, Bacne Ceh, Kankabchén, Katanchel, Santa Cruz, San Juan Hau y otras más que brindaban trabajo toda la semana, pero actualmente ya están cerradas y abandonadas.
Por su parte, el dirigente estatal de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), Guillermo Cauich, señaló que por mucho tiempo se abandonó la actividad henequenera, como resultado de la corrupción que imperaba, pues el Gobierno no quiso que los campesinos abrieran los ojos y tampoco se les capacitó ni asesoró.
Agregó: “Luego de la liquidación de Cordemex se desmantelaron casi todas las desfibradoras, los hombres de campo se quedaron sin trabajo y en su desesperación empezaron a vender sus tierras a particulares, incluso fue vendido el hermoso edificio de la Casa Ejidal de Tixkokob, por eso hasta el ejido podría desaparecer”.
Por último, los parcelarios solicitaron al Gobierno Federal y Estatal que le brinde atención al henequén y a los que todavía cultivan esta noble planta que no requiere ni de riego y es resistente al Sol
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GC