Un grupo de mujeres expusieron a deudores alimentarios mediante un tendedero ambulante, en un recorrido por los mercados Lucas de Gálvez y San Benito; además, en representación de la Ley Sabina Contra Deudores Alimentarios de Yucatán, Vanessa Franco declaró que con estos recorridos han acudido por ayuda al menos 40 mujeres y por lo menos la mitad de los deudores comenzaron a pagar.
Mediante este movimiento ambulante entregan tarjetas para que las mujeres se comuniquen con ellas, por cada tendedero que realizan en promedio se comunican 40 mujeres, a quienes ayudan, orientan y guían para primero exponer y después presentar una denuncia.
De esta manera obtuvieron resultados inmediatos, pues señaló que están tratando de ser escuchadas por las autoridades y también de encontrar soluciones rápidas, pues lo único que les interesa es el bienestar de los hijos.
“Tuvimos que recurrir a una herramienta efectiva: la presión social, pero no funciona con todos, lamentablemente no les importa, pero continuamos con la lucha desde la denuncia”, dijo.
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“Gracias a la presión social que reciben los deudores en las redes sociales, al ser expuestos por la madre de sus hijos, es que responden a pagar el adeudo, bueno, responden a su responsabilidad”, subrayó.
Detalló que el proceso de demanda a los deudores es cansado, desesperante y sobre todo largo, pues aunque se trata de la evasión de su responsabilidad como padre, esto es en muchas ocasiones es un caso más entre los expedientes.
“Estamos hablando de que las madres somos autónomas, pero eso no quiere decir que el padre se quede ajeno a lo que le corresponde, además en la mayoría de los casos son niños de entre 5 a 12 años, que están en etapa escolar”, mencionó.
Una de las consecuencias de este proceso que viven la mayoría de las mujeres yucatecas son las afectaciones que sufren los hijos, el daño psicológico por sentirse en abandono, señaló que, en su caso, su hija que apenas cumplió los 18 años, decidió unirse a la lucha de su madre a manera de apoyo por la difamación que su progenitor crea en las redes sociales.
“Muchas veces escuchamos los casos desde las madres, porque son la voz de los hijos menores, pero ellos se dan cuenta de todo esto y al final es un trauma que jamás se irá”, aseguró.
El principal objetivo de Ley Sabina es que se reconozca el daño económico a las mujeres y sus hijos; la violencia económica es una de las caras silenciosa de la violencia de género.
“Es considerado también violencia de género porque, como mi caso, el padre intenta dañar mi imagen y denigra mi integridad, de esa manera pone en riesgo también a mis hijos”, concluyó.
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NM