La Reserva Ecológica Cuxtal, pulmón verde de Mérida que resguarda su manto acuífero, enfrenta una grave amenaza ambiental por la acumulación de megagranjas, advirtió el Dr. Francisco Bautista Zúñiga, investigador de la UNAM especializado en geografía ambiental.
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El ecocidio que generan estas grandes extensiones agroindustriales, como las de Kekén, dañan el frágil ecosistema de la reserva, ubicada en el municipio de Mérida, alertó el académico.
Expuso que la cantidad de cerdos supera ampliamente a la población humana en una proporción de 10 a uno, lo que dimensiona la magnitud del volumen de desechos orgánicos que generan estas megagranjas y que están contaminando la reserva Cuxtal.
Bautista Zúñiga menciona que cada megagranja porcina tiene una población de aproximadamente 50 mil cerdos, lo que supera ampliamente el número de habitantes humanos en los poblados aledaños.
Dijo que una megagranja tiene alrededor de 50 mil cerdos, en comparación, los municipios o poblados cercanos pueden tener entre 5 mil y 8 mil habitantes. Por tanto, en cada megagranja hay entre seis y 10 veces más cerdos que personas en los asentamientos humanos de los alrededores.
De acuerdo con el experto, esta área natural protegida, que resguarda una valiosa biodiversidad y provee de agua limpia a los habitantes de Mérida, se encuentra seriamente amenazada por la presencia de numerosas megagranjas porcinas establecidas dentro de sus límites.
El investigador explicó que la región de la Península de Yucatán donde se ubica Cuxtal es una planicie kárstica costera, con la presencia de un acuífero somero vulnerable a la contaminación. Los delicados equilibrios hídricos entre las aguas dulces y saladas también están en riesgo.
De acuerdo al experto, las megagranjas generan una descomunal cantidad de desechos orgánicos e inorgánicos que, ante la ausencia de medidas adecuadas, están siendo vertidos sobre el suelo y están filtrándose rápidamente a las frágiles cuevas y conductos kársticos.
“Los suelos pedregosos y delgados de menos de 20 centímetros de esta reserva funcionan como coladores que dejan pasar los contaminantes prácticamente sin obstáculos hasta el manto freático”, afirmó.
Subrayó que la cloración del agua extraída del subsuelo para consumo humano no es suficiente, ya que no elimina la presencia de compuestos peligrosos, como los organoclorados que se generan al combinarse el cloro con la materia orgánica.
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LV