El mal de Chagas, causado por la picadura del “pic”, considerada como una enfermedad de la pobreza, continúa presente en la Entidad, y a pesar de que su vacuna lleva un buen avance, no será sino hasta 2026 cuando se aplique en personas, reveló el especialista de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Etienne Waleclx.
Tan sólo el 2022 se registraron 67 enfermos confirmados, con un aumento de 13.4 veces con respecto al año anterior, cuando la suma fue de cinco, la cifra más baja en una década.
Actualmente, la vacuna contra el mal de Chagas ya está en la etapa de aplicación en campo, sin embargo, la fase experimental continúa y por el momento sólo se aplicará en 50 perros de Sudzal, comisaría de Mérida.
Agregó que el esquema de vacunación estándar en estas mascotas, con una dosis cada 15 días, hasta cubrir tres aplicaciones, para ver la efectividad de la vacuna terapéutica, y así tener una alternativa a los fármacos que actualmente se utilizan, además de una estrategia de vacunación.
Por ende, aún no hay fecha para empezar con la aplicación de la respectiva dosis en humanos, pues el proyecto piloto que se desarrolla con canes tendrá una duración de cuatro años, para luego de proceder con la mejor opción para los yucatecos.
Para el desarrollo de vacunas, es un proceso largo, ya que cuenta con varias etapas, luego efectuar ensayos in vitro en células, la medición de la efectividad contra el patógeno, las etapas preclínicas al probarse en modelos experimentales en laboratorio, posteriormente, en población abierta, en este caso fue con perros, otros se practican con primates no humanos, para medir la efectividad.
Al final, se verifica la respuesta inmune del suero de pacientes humanos yucatecos en las personas, pero aún no se está en la etapa aplicable, y mucho menos hay una fecha para vacunar a la gente.
Señaló que tan sólo en Yucatán hay más de 60 mil personas infectadas este “mal de la pobreza”, sin embargo, no todos lo saben, y lo peor de todo, muchos fallecen ignorando que estaban contagiados.
El especialista del Centro de Investigaciones Regionales “Dr Hideyo Noguchi” de la UADY reiteró que dicho “padecimiento olvidado” es más común en las onas rurales que en las urbanas, sin embargo, debido al acelerado crecimiento demográfico, aumenta el riesgo de contagio debido a la deforestación causada con la construcción de los nuevos fraccionamientos.
Incluso, en las zonas rurales, el 30 por ciento de las chinches besuconas están infectadas, mientras que en las urbanas, es el 70 por ciento de estos insectos, debido a que los animales patógenos son más tolerables a las perturbaciones causadas por el hombre.
El propagador de dicho “padecimiento rezagado” vive en las rocas y los árboles secos, alejados de las áreas húmedas, por lo que al invadir su hábitat propagan la patología.
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CC