Una de las últimas playas vírgenes de Yucatán, Paraíso Sisal, ha sufrido en los últimos cinco años la voracidad de los empresarios Campos Agüero y Barbachano Herrero que, con permiso de autoridades como Semarnat y el Gobierno del Estado, encabezado por Ivonne Ortega Pacheco, “sacaron” más de 200 hectáreas de una zona natural protegida para lotificar y vender durante cinco años 220 terrenos de 416 proyectados, causando daños irreversibles en tierra y mar.
La permisividad con que han actuado instancias del Gobierno Federal y del Estatal ha cambiado lo que antes era selva y hogar de especies por veredas y caminos por donde ingresan los propietarios a sus terrenos. Además, en el mar se han colocado rompeolas y geotubos para evitar que la erosión y el mar se acerquen a los hoy valiosos lotes. De ser un Área Natural Protegida, como parte de la reserva El Palmar, ahora el paraíso es una zona de construcción.
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Así, la aprobación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales al Manifiesto de Impacto Ambiental solicitado por Víctor Campos Agüero, en representación de su hermano Daniel y de dos hermanos Barbachano Herrero, permitió el florecimiento de un gran negocio inmobiliario, en el que durante cinco años han vendido 220 lotes, que corresponden a dos de las cuatro etapas de que estaría conformado el proyecto Paraíso Sisal.
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En total son 416 terrenos autorizados por Semarnat para lotificar en Paraíso Sisal. Estas áreas tienen 10 metros lineales de playa, por 120 metros de profundidad, aunque, según el proyecto, pueden vender múltiplos de la costa.
De acuerdo con la página que promociona los lotes, de la tercera etapa ya se adquirió cerca del 20 por ciento, un buen tanto está reservado, y el resto está disponible; sigue sin abrirse a la venta la comercialización de la cuarta etapa. Pero, además, han recibido el permiso de Semarnat para elaborar un proyecto que incluye la construcción de un área comercial e incluso una marina, para atracar yates y lanchas.
Actualmente, ya hay construidas unas 10 casas; sin embargo, en la zona no se tienen todas las comodidades que se promocionan en la publicidad, pues aunque hay postes de electricidad, en todo el sector no se cuenta con el servicio de energía ni con agua potable. Para abastecerse del líquido se debe de construir cisternas y contratar el servicio de pipas para llenarlas.
Primera invasión
La invasión a la playa de Paraíso Sisal inició apenas a los cinco meses de que la Secretaría de Desarrollo Rural -representada en 2018 en Yucatán por Hernán José Cárdenas López- autorizara la construcción en la zona.
Tras la aprobación de su Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) en 2017 otorgado por la Semarnat, la Inmobiliaria Paraíso Sisal recibió permiso para construir su primera casa habitación en uno de los lotes que alguna vez perteneció a la Reserva Estatal El Palmar.
El complejo habitacional está dentro de un área poligonal de dos mil 245.94 hectáreas, correspondiente a la franja costera de siete kilómetros, a cargo de representantes legales de la Inmobiliaria, los hermanos Daniel y Víctor Manuel Campos Aguerro, y a los propietarios Fernando Eugenio e Isabel Barbachano Herrero así como a Carmen Barbachano y Gómez Rul.
El 23 de marzo de 2018, la Semarnat les autorizó el MIA número 31YU2017UD085, correspondiente al proyecto de “Urbanización, electrificación, ampliación de camino existente y apertura de un nuevo camino de acceso para un predio formado por los tablajes catastrales: 1896, 2888, 2889, 4803 y 5565 denominados Paraíso Sisal, ubicado en el puerto de Sisal, comisaría de Hunucmá, Yucatán”.
Este proyecto eliminaba el expedido por la propia Semarnat en 2006, cuando les habían negado el desarrollo habitacional por afectar la flora y fauna endémica y en peligro de extinción en la región comprendida en la Reserva Estatal El Palmar.
La Semarnat aprobó el MIA número 31YU2017UD085, escudándose en el Decreto 293 que en 2010 emitió la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco, firmado junto con sus secretarios General de Gobierno, Víctor Manuel Sánchez Álvarez, y de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, Eduardo Adolfo Batllori Sampedro, el cual excluía a Paraíso Sisal de la reserva ecológica.
Una vez aprobado dicho proyecto, los hermanos Campos y Barbachano comenzaron con la lotificación. Cinco meses después, el 21 de agosto del mismo año, la dependencia federal emitió la resolución con Oficio 726.4/UGA-0617/0001454, perteneciente el proyecto “Construcción y operación de una casa habitación ubicado en el lote 5222 del proyecto de lotificación Paraíso Sisal, en la comunidad de Sisal, Yucatán”, cuyo promovente es “Campos Agüero”, sin especificar el nombre.
La propiedad involucra un polígono de mil 397.63 metros cuadrados, de los cuales, 150.94 son para la construcción de la casa habitación con número catastral 5222. Según el proyecto autorizado, estará “construida con base en pilotes y constará de dos recámaras, dos baños, sala-comedor, cocina, cuarto de servicio, tendedero, terraza y cochera”.
La Inmobiliaria Paraíso Sisal establece que el terreno está dividido en tres partes del tablaje catastral 2889 denominados Sisal del Mar número 2.
De acuerdo con el Decreto 294, las actividades del uso de suelo y criterios de regulación ecológica para este predio serán iguales a los que se aplican actualmente a la Unidad de Gestión Ambiental (UGA) HUNO5-BAR_AP1-R del Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero (Poetcy).
Una vez que quedó construida la primera vivienda, en el 2018, avanzó la comercialización de la zona que hoy ya tiene 220 propietarios y que llegará a 416, en caso de no ser frenado por autoridades que retomen los expedientes para investigar las presuntas irregularidades en la aprobación de permisos y Manifiestos de Impacto Ambiental, presentados por los Campos Agüero y Barbachano Herrero.
El proyecto causa un impacto incuantificable en el medio ambiente en la Reserva El Palmar y en la que es promocionada como una playa totalmente virgen, pero mancillada por más de 2 mil rompeolas y geotubos -por las que los promotores inmobiliarios pagarían más de ocho millones de pesos- que alteran su cauce natural.
Continuará...
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CC