Un buen número de productores del campo ya tienen listos sus terrenos para la próxima temporada de siembra, que comprende primavera-verano, pues en años anteriores comenzaba en el mes de mayo con las primeras lluvias.
Alfonso Pech Itzá, quien practica la agricultura en la unidad Lluvia de Oro, señaló que, desde hace años, aunque está bajo tratamiento médico, se ha dedicado a la preparación de semillas de maíz nativas, como las xmejanal, xnucnal, e ‘ju nal xoy y otras variedades. Añadió que, por su padecimiento, quizás no pueda ver crecer sus sembradíos, pero está dejando todo preparado para que sus hijos puedan hacerlo y lo recuerden a través de la cosecha.
Pech Itzá indicó que desde hace 42 años trabaja en la ganadería, ovinocultura, apicultura, avicultura y porcicultura, con toda su familia, por lo que en caso de que se pierda producción del maíz tiene otro sustento, ya que la siembra del maíz depende de las condiciones climáticas, en la comisaría Xcabanché, ubicada a 33 kilómetros de la cabecera municipal.
Asimismo, ha participado en diferentes programas agrícolas que le han dado buen resultado y sigue trabajando la tierra, aunque se enfrenta a desastres naturales como los de hace tres años que fueron tormentas tropicales o con las sequías actuales, lo que se traduce siempre en pérdidas económicas y de tiempo. Comentó que en la labor agrícola no hay nada seguro, pues aunque la mayoría de las veces se obtiene una buena producción, en otras se pierde mucho esfuerzo y dinero: “Así es la vida del campesino, es dura, pero se siente la satisfacción cuando se ven los buenos resultados”, compartió.
En el campo se obtiene también la producción de calabazas que sirven para alimentar a los cerdos, lo que convierte a las milpas en un sistema sostenible, aprovechado desde tiempos ancestrales. Por ello, Pech dijo que parte importante de su patrimonio se basa en la porcicultura, con la crianza de cerdos pelones, mismos que sirven de alimento para la familia.
Por último, el hombre indicó que la vida del campo ha sido siempre una parte de su identidad, y espera con ansias que esta se siga transmitiendo hacia las generaciones venideras, y que siempre lo recuerden a través de la tierra.
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CC