La rica goma del chicozapote
La cultura maya no solo ha contribuido al mundo con arquitectura y avances astronómicos, también lo hizo con una golosina que hoy en día es una de las favoritas: el chicle.
Hoy, 13 de enero, se celebra el Día Mundial del Chicle para recordar la historia de esta industria y para no olvidar la importancia que tuvo en la economía de la región del Sureste de nuestro país.
Los mayas ya masticaban una goma sin sabor para limpiarse los dientes, además, de inhibir el hambre durante ritos religiosos, dicha goma la extraían de la resina del árbol de chicozapote o xicotzápotl, árbol que llega a alcanzar 40 metros de altura y que se encuentra sobre todo en la Península de Yucatán.
En 1871, Antonio López de Santa Anna dejó de ser presidente en México y se fue a vivir a Estados Unidos, donde conoció al fotógrafo e inventor Thomas Adams, a quien le contó lo que planeaba hacer al aprovechar la resina del árbol llamado chicozapote, originario de Yucatán.
Adams combinó la resina con azúcar y colorantes, lo que dio como resultado un chicle moderno. En 1899, la golosina fue lanzada en Estados Unidos y luego distribuida por el mundo. Por lo que rápidamente los Chiclets Adams ganaron popularidad y millones en ganancias. Siendo para los estadounidenses, un artículo de consumo masivo y que es considerado como un ícono de la cultura norteamericana.
Actualmente, en México los Estados de Campeche y Quintana Roo son los principales productores de chicle orgánico certificado que se exporta principalmente a Italia, Japón, Corea y Singapur.
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NM