Luego de 18 años de haber comenzado el proyecto, el Parador Ecoturístico de la comunidad se ha convertido en un referente para los visitantes que arriban a la región, al igual que en apoyo económico no solo para los integrantes de la cooperativa que lo administra, sino para toda población. Además, ha sido benéfico para el medio ambiente, ya que antes en el lugar estaba habilitado un basurero a cielo abierto.
“En 2005, un grupo de habitantes se unió para poder limpiar el espacio que fungía como vertedero y lo transformaron en un sitio de provecho para los paseantes y locales”, explicó Mirna Méndez Mex, socia de la cooperativa Záaz Koolen Háa.
Expuso que un año después se conformó el colectivo para la operación del parador, conformado por 16 personas que desde entonces han trabajado para mejorar las instalaciones con los recursos que obtienen por las visitas.
“Llevamos 18 años trabajando el turismo comunitario, es algo que ha traído muchos beneficios para los que formamos parte de la cooperativa, así como para la gente del pueblo, porque a los lugareños les compramos gran parte de los insumos que necesitamos para la comida en el restaurante. Es un tipo de economía circular, pues entre todos nos ayudamos”, puntualizó Mirna.
Precisó que al principio solamente ofrecían el baño en el cenote, sin embargo, con el transcurso del tiempo la oferta ha incrementado, gracias a los apoyos que reciben de diversos programas, entre ellos la Fundación W.K. Kellogg y la Unidad de Proyectos Sociales de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), mediante la iniciativa Nodos de Impulso a la Economía Social y Solidaria (Nodess).
“Da mucho gusto ver cómo ha crecido este sitio, poder disfrutarlo todos los días y atender a los paseantes; comenzamos con el baño en la dolina y ahora tenemos tirolesa, rappel, un sendero donde pueden conocer los detalles de la zona, al igual que talleres de cocina tradicional, eso nos permite avanzar y también dar trabajo a otras 16 personas de la comunidad. Agradecemos el respaldo que nos brindan porque es difícil que las poblaciones puedan acceder a ellos”, recalcó.
Méndez Mex reiteró que la tarea no ha sido fácil, no obstante, los obstáculos no los han detenido y han aprendido de cada uno de ellos; un ejemplo fue la pandemia, cuando tuvieron que cerrar, pero buscaron la forma de ayudarse entre ellos y garantizar el sustento para las familias de los socios y los empleados.
Ahora tienen la dicha de gozar de su lugar de trabajo y, aunque todavía falta mejorar el establecimiento, siempre se quedan con la satisfacción de que los turistas aprovechan al máximo este espacio que ha crecido con el transcurso de los años.
Finalmente, recordó que el Parador Ecoturístico Yokdzonot abre los 365 días del año, de las 9:00 a las 17:00 horas, por lo que invitó a todos a acudir y conocer cada uno de sus atractivos naturales.
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NM