El culto a la Santa Cruz tiene diversos ritos en el interior de Yucatán. En la comisaría de San Nicolás se cuenta que en los años 40, los trabajadores que se dirigían a sus centros de trabajo o parcelas de henequén para cruzar con bien depositaban nueve piedritas a una Santa Cruz que se encuentra por el rumbo, lo que significaba protección para los trabajadores.
Según los antepasados, en los cuatro puntos cardinales de los montes de la comisaria se encuentran estas cruces, bendecidas y rociadas con agua bendita para que haga efecto la fe de los cristianos y la protección de la cruz.
En aquel entonces el camino era una brecha y posteriormente pasó a ser una carretera con bicicletas, motocicletas, automóviles y hasta camiones que se dirigen a la comisaría, por lo que el paso de vehículos y la granja que se construyó le dieron el toque de queda a esta tradición.
Wilbert Euán Bote, poblador de la comisaria de San Nicolás, señaló que aún existen personas que conservan la fe ante este guardián de los montes en el poblado, donde cada 3 de mayo honran y le depositan flores y veladoras a la imagen de la Santa Cruz.
A un costado de los montes de la comisaria de San Nicolás, se encuentra una parte de él en donde se ha construido una pequeña colonia denominado-Santa Cecilia, en donde ya habitan algunos pobladores que también le tienen respeto a la Santa Cruz.
Euán Bote indicó que aún existen personas que tienen esa fe, que fueron inculcados por sus padres para colocar las nueve piedritas en el altar de la Cruz y rezarle para pedirle su protección antes y después de trabajar. Asimismo, algunos peloteros que se dirigen a la comisaría tienen la costumbre de depositar sus piedritas al ir a jugar para traerles buena suerte.
Mientras que, en Peto, en la época de la persecución religiosa, tres cruces de madera fueron guardadas por devotos en un cenote de la comisaría Dzonotchel y años más tarde fueron encontradas y rescatadas para su veneración. Estas figuras están en la Capilla de las Tres Cruces que coordinan los hermanos Esquivel García.
Vito Modesto Sánchez, vecino de la colonia, recordó que desde su niñez se hacía la fiesta en honor los tres símbolos, en la que participaban hombres y mujeres en la molienda de la arepa que nocheras se encargaban de elaborar para estibarlas en mesas y luego ser levantadas por los hombres para llevarlas a hornear y finalmente poner en ramadas que se colgaban en la capilla.
También resaltó la vaquería y el baile en donde en épocas pasadas no faltaba la riña entre pobladores.
Asimismo, mencionó que en años pasados hubo gente que buscó comprar el terreno de la iglesia, pero nunca lo lograron, ya que fue adquirida como régimen de perpetuidad para el resguardo de las Tres Cruces
Haciendo memoria, Vito Modesto dijo que en los años de 1920 se fundó la hermandad de las Tres Cruces, formada por vecinos devotos, quienes se encargaban de la fiesta del 3 de mayo y la ceremonia de la arepa, así como un desayuno de frijol con puerco para los participantes.
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