El sector pesquero de Yucatán enfrenta un inicio de año complicado debido al mal tiempo que ha golpeado al estado, y que ha mermado la captura del mero, la segunda especie más importante para la economía local, tan sólo por debajo del pulpo.
El fin de la temporada de captura del mero se acerca, concluirá el próximo 31 de enero, y ha tenido altibajos por cierres de puertos y días sin actividad, lo que genera incertidumbre sobre los resultados finales.
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Lila Frías Castillo, titular de la Secretaría de Pesca y Acuacultura Sustentable de Yucatán (Sepasy), destacó que el cierre de 2024 y el inicio de 2025 han sido particularmente difíciles para los pescadores.
“Empezamos el año con una temporada invernal marcada por muchos malos climas. Hay puertos que han estado cerrados tanto a embarcaciones mayores como menores. Lo que vemos y lo que platicamos con la comunidad pesquera es que no ha sido el mejor año; ha sido muy complicado para la pesca del mero”.
El mal tiempo no solo impide que las embarcaciones salgan al mar, sino que también altera la dinámica de las especies marinas, lo que dificulta alcanzar los volúmenes esperados de captura. Según Sepasy, la meta inicial para esta temporada de mero era de poco más de 5 mil toneladas, pero las condiciones actuales hacen poco probable alcanzar esa cifra.
La inactividad pesquera afecta toda la economía de las comunidades costeras, porque dependen en gran medida de la pesca. Los periodos prolongados sin actividad generan pérdidas económicas significativas, lo que agrava la situación familiar.
Así, la pesca del mero, vital para la economía estatal, se enfrenta a un panorama incierto que podría reflejarse en una reducción de ingresos para los pescadores. A partir del 1 de febrero, esta especie entrará en periodo de veda, lo que pone mayor presión sobre los días restantes de la temporada para intentar recuperar parte del tiempo perdido.
Ante este panorama, se espera que las autoridades refuercen las estrategias para apoyar a los pescadores afectados por las inclemencias del tiempo. Entre las posibles medidas se incluyen programas de subsidio, capacitación y promoción de actividades alternativas durante los periodos de veda.
Recordó que la captura del mero va más allá de la economía, porque es una tradición que define la identidad de las comunidades costeras del estado.