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Yucatán / Sucesos

Por Sergio Orozco

Elementos de la Secretaría Municipal de Seguridad Pública de Benito Juárez, a bordo de la patrulla 5741, extralimitaron sus funciones este jueves 15 de agosto, al detener a las 23:00 horas sin razón alguna, un vehículo que circulaba sobre la avenida Tulum, a la altura del Monumento a la Historia de México, primero con el pretexto de que dicha unidad era conducida temerariamente, para después alegar que estaban realizando una revisión de rutina sobre el coche en cuestión, ya que, según ellos les parecía sospechoso, por lo que como parte de un operativo montado por el secretario de dicha dependencia, el inspector Eduardo Santamaría Chávez, se le marcó el alto para exigir a quien iba al volante que mostrara su documentos.

Cabe señalar que la patrulla 5741 se encontraba en el estacionamiento del restaurante El Poblano que se ubica sobre dicha avenida, en espera de su “víctima”, la cual abordó su unidad con un vaso de cerveza en mano que pertenecía a su acompañante, a quien se la entregó después de abrir la puerta del vehículo por dentro, ya que la cerradura no funciona, situación que alertó a los elementos de Seguridad Pública, quienes pensaron que el conductor se encontraba bajo los influjos del alcohol, por lo que lo fueron siguiendo hasta marcarle el alto antes de llegar a la glorieta del Monumento de la Historia de México.

A pesar de detener la marcha del vehículo en el momento justo que le indicaron los elementos de Seguridad Pública, éstos les pidieron al conductor que se estacionaría más adelante, en el camellón que se encuentra en dicha glorieta, donde la iluminación es mínima, orden que no fue acatada, ya que el vehículo se encontraba en un sitio donde no entorpecía la circulación de los demás coches.

Fue en es momento que la persona que iba al volante procedió a preguntarle a los elementos de Seguridad Pública de la patrulla 5741, cual era el motivo de dicha detención, a lo que ellos contestaron que conducir temerariamente, hecho que no fue así, pues la unidad circulaba a baja velocidad sobre el carril de en medio de la avenida Tulum, ya que a esa hora había mucha afluencia de peatones por ser “quincena”.

En es momento, quien iba al volante les hizo saber a los elementos de Seguridad Pública que ellos no eran agentes de Tránsito y que no les correspondía hacer es tipo de labor, además de que la supuesta falta de conducir temerariamente no fue ejecutada, como ellos insinuaron.

Posteriormente una de los elementos de Seguridad Pública, quien no se identificó, preguntó al conductor si éste había ingerido bebidas alcohólicas, a lo que él respondió que no, pero que si lo creían conveniente podía ir al punto del alcoholímetro para que le realizaran una prueba, a lo que ellos no dieron ninguna respuesta, por lo que exigieron a la persona que iba al volante que mostrará sus documentos.

En ese instante, el conductor se negó, toda vez que la supuesta falta que cometió no pudo ser comprobada, por lo que los elementos de Seguridad Pública cambiaron su argumento al señalar que se estaba realizando una revisión de rutina, ya que se tenía la consigna de hacerlo ante la creciente inseguridad que se vive en Cancún, por lo que la secretaría implementó este tipo de operativos, lo cual no se ha dado a conocer a la ciudadanía en ningún momento.

Ante la negativa de no mostrar sus documentos por parte del conductor, los elementos de Seguridad Pública argumentaron que de no hacerlo procederían legalmente, lo cual no tenía ningún sustento, ya que no se aclaró el motivo de la detención, toda vez que la matrícula de vehículo no tenía ningún tipo de reporte, hecho que fue constatado por ellos mismos a través de su central.

Por fortuna, el conductor de dicha unidad contactó a las autoridades, quienes al final hicieron entrar en razón a estos elementos de Seguridad Pública, los cuales desatendieron dos llamado de otros ciudadanos por continuar con esta arbitraria detención, el primero sobre unos vándalos que atacaron un camión, y el segundo, de un señor de la tercera edad que fue asaltado y recibió un golpe en la cabeza, al que acudieron después de que sus superiores les ordenaron que desistieran sobre este acto que a todas luces no tenía razón de ser.

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