La necropsia practicada al cuerpo del menor que falleció en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social la tarde del sábado, reveló que además de haber sido violado también sufrió agresión física, lo que le provocó lesiones y hemorragias internas que le costaron la vida.
Al respecto, la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que agentes de la Policía de Investigación (PDI) capturaron a Carlos “R” por el delito de homicidio calificado en agravio de un menor de edad.
Las primeras investigaciones señalan que los hechos que se le atribuyen al imputado ocurrieron en una vivienda ubicada en la Supermanzana 251, donde Carlos “R” supuestamente se encargaba de cuidar al menor mientras la madre salía a trabajar.
Por esta razón, fiscales adscritos al área de Homicidios, presentaron datos de prueba -para solicitar y obtener de un juez de control- la orden de aprehensión emanada de la carpeta de investigación 496/2020.
A pesar de que un principio, la madre del menor fue sospechosa del crimen, declaró que ella desconocía si su hijo era víctima de abuso sexual, hasta la tarde del sábado que acudió al seguro social, pensando que su hijo padecía un mal estar estomacal, pero le fue notificada la muerte del menor.
La cuarentena no es un detonante
Respecto al tema, Antonio Felipe Jiménez Nájera, psicólogo del Centro de Prevención de la Violencia contra la Mujer, mencionó que la conducta del agresor es algo que en muchas ocasiones arrastran desde la niñez y son deseos reprimidos.
El especialista aseguró que no tiene nada ver el encierro o la cuarentena provocada por la pandemia, porque hay varios detonantes para llegar a dicho acto, sin embargo, reconoció que algunos pedófilos han aprovechado que se encuentran más tiempo en contacto con sus víctimas para saciar el deseo que en alguno casos han reprimido durante mucho tiempo.
“El encierro o estar cerca de un menor de edad no es un detonante, en la mayoría de los casos los agresores ya traen este deseo reprimido, en muchos de los casos porque también fueron víctimas de violación o abuso sexual, pero es algo que ya traen, no que es que sea provocado por estar mucho tiempo encerrado o conviviendo con la víctima”, puntualizó el terapeuta.
Mencionó que en la mayoría de los casos hay complicidad del núcleo familiar que obliga o se calla la violación o abuso en contra de los menores por temor a ser juzgados por la sociedad o para evitar que el agresor vaya a la cárcel.
Por La Redacción